miércoles, 20 de junio de 2012

Tú y Yo

Si tuviera que poner título a nuestra relación lo tendría claro: "La historia interminable".

Son muchos años a la espalda para conocernos bien, para tener esa confianza que permite despreciar con una mirada aquello que más quieres aún a sabiendas de que siempre estará presente. Sabes que te necesito y eso es jugar con ventaja. Contigo soy libre, no hay poses, no hay posturas, simplemente son todas mis virtudes y mis defectos puestas a tu disposición. 

Pero no te engañes, tu también me necesitas. Sabes que necesitas esa ración de mí. Conmigo te lo pasas bien, disfrutas, sabes que puedo sacar lo mejor de ti y hacerte disfrutar como pocos lo hacen. Por eso aunque me desprecias siempre acabas encontrándome. Conoces mis puntos débiles y como atraerme a ti. No pasa nada, en ocasiones yo espero pacientemente porque sé que más tarde o más temprano me llamarás.

No te engañaré. En tu compañía he tenido los mejores momentos de mi vida. Sin ti he pasado los peores de la misma. Y por ti he sufrido y aún mantengo cicatrices difíciles de ocultar y que modifican mi personalidad. Pero todo lo que soy es gracias a ti. 

Tú y yo. Yo y tú. Con un tiempo marcado, con actores secundarios que participan en un juego en el que sabemos quién manda. Antes de verte siempre estoy preocupado por si no doy la altura, por si me habré olvidado de lo que fuimos un día, pero me proteges, lo sé, me proteges. Por eso disfruto, contigo soy libre. 

Libre como en ningún otro sitio. Si alguien quiere conocerme de verdad tiene que verme a tu lado. Entonces comprenderá esta difícil mente quebrada y cruzada de pensamientos contradictorios que se alinean perfectamente sólo cuando estoy contigo.

Sé que nos volveremos a dar la espalda, sé que ya no tendremos esa relación que deberíamos haber tenido. No seré tu marido durante toda tu vida, pero sabes que no encontrarás mejor amante que el que escribe.

Te echo de menos sí. Tu a mi también. Aunque ambos lo sabemos, sólo quería recordártelo.