lunes, 23 de enero de 2012

En la Oscuridad.

¿No resulta sorprendente? Millones de luces encendidas durante la noche justo en el momento en que menos personas se encuentran en la calle. Si hiciésemos un estudio de energía por peatón, la gente nocturna tendría un gasto al que difícilmente podría llegar a fin de mes. Pero así va el tema. 

Puedes pensar que la gente caminaría a oscuras y se perdería pero yo he caminado a la luz de la luna y se ve perfectamente. Las luces sólo reflejan un miedo interior, el miedo a la oscuridad. Como si la oscuridad o la noche fuera evitable, como un irremediable sentimiento de no tener que pasar por ello. Como un gesto inquebrantable de firmeza y poder del YO universal que refleja un "estoy por encima". 

Todos y cada uno de nosotros evitamos nuestra oscuridad. Evitamos salir ahí fuera a un lugar conocido pero en el que no hay guías, donde los sentidos necesitan de su máxima eficacia para no perdernos, para orientarnos, para percibir. 

En nuestra oscuridad nuestros ojos ven más allá de lo que hacen en la vida real, nuestro tacto es capaz de abrazar cada ráfaga de viento, nuestro olfato es capaz de respirar y distinguir el sabor del aire y nuestro oído, con un poco de suerte, es capaz de escucharnos a nosotros mismos.

En la oscuridad cada uno de nosotros suma más pero todos la evitamos. 

Preferimos llenarlo de farolas y lo único que iluminamos es el trayecto hacia un nuevo y repetitivo día normal de nuestra vida.


miércoles, 18 de enero de 2012

Una Carta de Amor

No esperes encontrar en mis textos una carta de amor al uso. Este Cupido no tiene alas y viste sólo calzoncillos con cara de inocente niño capaz de descifrar en los adultos lo que desconoce como querubín.

No es el caso. Voy vestido con ropa casual y tengo a mis besos, miradas y caricias como mis flechas directas hacia aquello que más proteges y que con frecuencia poco sigues, dejándote guiar por la racionalidad que un órgano inamovible dicta. Me gustaría saber si es el corazón el que permite funcionar al cerebro o es el cerebro el que hace latir el corazón, pues eso marcaría donde se encuentra la razón para que lo que sientas, miras o crees sean percibidos como una verdad, una mentira o una causa que acabe en consecuencia.

Ya lo sabes, anímate a creer en la realidad de lo desconocido. ¿Has visto la felicidad? ¿Has visto la tristeza? ¿Has visto el amor? ¿Entonces por qué no crees en el alma de las personas o en la tuya propia? ¿Por qué no sigues el instinto que más racional te hace?

Tiendes a hacerlo todo más complejo de lo que realmente es para no tener que dar un sentido simple a tu existencia. ¿No basta sólo el querer a una persona para dar sentido a una vida? ¿Por qué complicas los besos? ¿Por qué complicas los sentimientos? ¿Por qué complicas tu comportamiento cómo si hubiera una siguiente oportunidad en la que mostrarlos?

Buscas un Robin Hood que rescate tu simplicidad sobre la complejidad de mundo que te has creado. Ya lo sabes, dime que mis besos no rescatan tu alma de tus miedos, dime que mis caricias no llevan tu realidad a un lugar donde nada de lo vivido con anterioridad importa y donde el futuro que te preocupa es el siguiente instante, dime que tus miradas no ven el paraíso envuelto en llamas y que nada de eso te asusta.

Condenaste a tu alma a una cadena perpetua pero ahora condenaremos a tu cerebro, pues un sentimiento es la cárcel de todo cerebro. No tengas miedo a que todo esto pase, mis recuerdos son estigmas que no dejan cicatrices.

Dime qué darías por una noche más...



domingo, 8 de enero de 2012

El Sistema

Es muy difícil encontrar una definición global y entendible para el concepto de Sistema. Es complicado, porque aunque es una palabra que aparece con asiduidad en textos o conversaciones, no siempre tiene la misma definición. Lo cual implica cierta ambigüedad en su utilización.

Para la RAE, un sistema, referido a sólo esa palabra, tiene 7 significados. En 6 de esas 7 acepciones la palabra "conjunto" aparece en su comienzo. Por lo tanto podemos decir que cuando hablamos de un sistema hablamos de un conjunto de cosas.

Para mí, un sistema no es conjunto como tal, sino una forma reguladora que ordena y da sentido a cada uno de los integrantes que forman un conjunto para la consecución de un objetivo. Un sistema define roles, comportamientos, limitaciones de las actuaciones, etc. Pero lo más importante, lo sustancial de todo, es que un sistema viene determinado por un elemento de autoridad que no es más que aquel que define esos roles o comportamientos.

En un equipo de fútbol lo encontramos en un entrenador. Él dispone a 11 jugadores en un campo. Establece como se tienen que ordenar, cuáles son los roles de cada uno de ellos, qué se requiere de cada uno y cómo deben actuar de forma coordinada para la consecución de un objetivo, la victoria.

En el ejército lo encontramos en los generales y en la larga cadena de mando que obedece las órdenes marcadas con rectitud.

Hay que destacar que todo sistema tiene garantizada su supervivencia mientras se confíe en estas autoridades, de no ser así, los integrantes del conjunto no acatarán las órdenes, no las ejecutarán de forma efectiva y como consecuencia no se alcanzará el objetivo. El sistema falla.

Si nos vamos a la sociedad, muchos dan varios nombres al sistema: capitalismo, anarquía, democracia, dictadura, etc.
En nuestro sistema, o al menos como yo lo veo, existen cuatro poderes fundamentales (habrá alguno más pero son los primeros que se me han ocurrido rápidamente, por lo que doy por sentado que la agilidad mental para llegar a ellos es la que les da importancia): los partidos políticos, los medios de comunicación, las entidades financieras y el poder judicial. 

También bajo mi punto de vista, somos muchos los que ya sabemos que los medios de comunicación y el poder judicial se encuentran enórmemente influenciados por la política, por lo que su influencia en el sistema se ha reducido y es sólo una mera herramienta efectiva de aquellos que se encuentran en el poder.

Nos quedan dos bazas: entidades financieras y políticos. ¿Quién manda a quién? ¿Son los políticos los que regulan el comportamiento de las entidades financieras o son las entidades financieras las que influyen sobre el comportamiento de los políticos en sus distintos dictámenes?

Sea de una forma u otra no es lo importante. Como decía anteriormente, la supervivencia del sistema se garantiza por la confianza de sus componentes en las autoridades que les rigen. La ciudadanía ha demostrado con sus comportamientos y sus actitudes que ya no confían ni en unos ni en otros, por lo que al igual que el entrenador en el que no confían sus jugadores o el general al que ya no respetan sus hombres el futuro es clarividente:

EL SISTEMA DEBE SER CAMBIADO.