jueves, 9 de marzo de 2017

Tiempo

Si hay algo que nos acompaña desde que nacemos hasta que abandonamos esta vida es el tiempo. Al fin y al cabo tu vida es eso, tiempo.

En uno de esos días en los que la cabeza va a toda velocidad y de repente te paras a pensar te das cuenta del alcance, la magnitud y la importancia del tiempo en nuestras vidas. Porque si de algo me he dado cuenta es que el tiempo nunca es del gusto de la persona: te puede faltar o te puede sobrar pero raramente uno esta contento con la cantidad de tiempo que dispone.

Nos han enseñado a valorar el tiempo en fracciones de segundos, minutos, días, meses y años pero no, el tiempo no es el mismo y no, no me he vuelto loco. Un minuto con la persona que amas no dura lo mismo que un minuto de espera a esa persona. Uno dura un suspiro, el otro, una eternidad.

Es ahí donde comienza la reflexión sobre el tiempo y la felicidad. Acostumbrados a alargar nuestra vida lo máximo posible uno se pregunta ¿realmente quieres hacerla más larga? ¿en cuánto a qué? Para uno que vive prácticamente dos vidas, he aprendido que la felicidad simplemente es vivir rápido. Porque cuando uno ama lo que hace, está con la persona que quiere y vive la vida que quiere vivir, entonces la vida pasa rápido. Sin embargo, cuando uno no está donde quiere y con quiere estar, la espera se hace eterna.

De aquí uno saca una lección: Si quieres saber qué te hace feliz simplemente pregúntate, ¿dónde, con quién, cómo, mi vida pasa deprisa? Aprenderás que la felicidad es la capacidad de transformar sobrantes de tiempo en necesidades de tiempo.

La frase "vive demasiado rápido" muchas veces está asociada a "está cometiendo muchas locuras" pero quizás "vivir demasiado rápido" sea la clave. Quizás no se trate de parar el tiempo, quizás se trate de hacer que tu vida sea un instante.