martes, 27 de diciembre de 2011

QUIMICA

ESCRITO CONJUNTAMENTE POR: Alberto Suárez Sánchez y Gerar Mítico.
Léelo también y hazte seguidor en: http://albertsua-extranas-entranas.blogspot.com

Entre 6.000 millones de personas hay que ser muy poco humilde para pensar que no hay gente como tú.

Porque al fin y al cabo por mucho que intentes demostrar o querer aparentar ser diferente, nuestra personalidad o nuestra idiosincrasia no difiere tanto de la del resto. Puedes tener distintas ilusiones, sueños, pensamientos, caracteres, gusto o aficiones pero tus "iguales" están ahí.

Cuando hablamos de tener química inmediatamente pensamos en una relación de pareja o en una atracción sexual, pero la química es mucho más que todo eso, es un silencio que no se hace incomodo, es una mirada que te relaja, es una llamada que reconforta y por supuesto es encontrarte bien en una situación sin motivo aparente para ello.

Por ejemplo, puedes hacer un viaje Madrid-Montpellier (con tu mejor amigo) y en la ida la conversación es animada, divertida y frenética, y sin embargo, en la vuelta tu amigo se duerme durante 7 de las 11 horas del viaje... si no existiera química, le podrías echar en cara esa actitud pero no lo haces, hay una interrelación más allá de dos copas y una conversación sobre fútbol, estás feliz. Es una sinapsis más allá de lo que es tu personalidad, hay conexión en tu "yo" interno, del que conocen más tus cercanos con los que tienes química que tú mismo.

Es lo que pensará seguro Messi de Xavi cuando le llega un balón franco, o el Ron de la Coca-Cola, o el Jamón del Tomate, química es algo más.

Debes pues; y sino debes al menos puedes, huir de la búsqueda de la quiralidad o chiralidad (para los no químicos: concepto que define que mano izquierda y derecha son iguales y opuestas a la vez, por poner un ejemplo que todos conocemos). No tenemos que ser rabiosamente iguales a los demás, ni diametralmente opuestos a ellos, la química fluye, surge y sinergia. No la busques, te encuentra.

Por lo tanto, la gente como tú, la gente que te llena, la gente con la que tienes química no es necesario que sueñe lo mismo, tenga el mismo carácter o forma de ser, las mismas ilusiones o entienda la vida con igual filosofía arriesgada, aventurera, clásica o acomodada. La gente como tú son iguales que tú pero distintos, sois su generis aunque no lo pretendáis. El Gin-Tónic perfecto, la aleación del bronce o la sístole-diástole de nuestro motor corporal, QUÍ - MI - CA.

"Cuestión de feeling". Así justificó Guardiola su decisión de prescindir de Eto´o después de haber ganado la Champions League y que su futbolista hubiese hecho una temporada fantástica. Simplemente, las piezas no encajan.

Y otras veces, las cosas simplemente funcionan. Se ha demostrado, a través de estudios, que existe una conexión entre el subconsciente de distintas personas. Es decir, sin saber por qué razón, dos personas encajan. El subconsciente es más importante que la mente consciente, ya que realmente controlamos poco de nuestra vida. Para "controlarla" utilizamos la mente consciente, pero es la mente inconsciente la que dictamina nuestros miedos y controla nuestras emociones.

Uno no decide cuando ríe, cuando llora o cuando el miedo lo paraliza ¿Y no son acaso estas reacciones las condicionantes de nuestra vida? ¿Cuántas veces hemos fracasado o nos hemos arrepentido de no hacer algo por miedo? ¿Cuántas veces una lágrima ha mostrado más sentimientos que las palabras que se han dicho a un amigo, familiar o pareja? ¿Cuántas veces una sonrisa no ha dado paso a ese primer beso que genera una relación de amor? ¿Cuántas veces el amor o el odio han dado paso a lo mejor o peor de ti?

El subconsciente refleja nuestra naturaleza interna, nuestro YO más profundo. Se le puede llamar instinto, intuición o simplemente cuestión de feeling. El subconsciente es capaz de sentir, y es por ello que dos personas encajan con facilidad, no necesitan actuar o aparentar, no necesitan moldear las piezas, simplemente encajan. Como escuché en la película Alfie, "los iguales se reconocen". Y a diferencia del comportamiento magnético, los iguales se atraen pues su convivencia es más sencilla. No necesitan presentación. Las reacciones, pensamientos o emociones son en un 90% iguales.

No se trata de encontrar a tu doble o a tu clon. Ni siquiera las dos mitades de la naranja son exáctamente iguales, pero ambas saben que tienen la misma naturaleza y que si bien no son idénticamente lo mismo, simplemente encajan.

jueves, 15 de diciembre de 2011

No puedo rescatarte.

No puedo rescatarte si no me dices cómo llegar a ti.

Este héroe no tiene un GPS que navegue en tu inconsciente y toque la tecla para mover tu conciencia. Sin embargo, siento tu presencia, siento tus miradas, siento esa energía cuando me abrazas y siento aquello que quieres esconder.

No puedes esconder aquello que no puedes controlar. No existe antídoto contra la fuerza del instinto. Aunque luego sé que vives tu vida, sé que hubo un momento en el que te hiciste parte del problema para evitar ser parte de la solución, pero aún crees en héroes que rescatan a princesas.

Eres como aquellos agnósticos que rezan pidiendo para los demás pero no para ti. Sin embargo pequeña, sigues creyendo…

No pides auxilio pero pides un rescate para las demás. Igual que yo digo como tienen que rescatarse princesas pero hace tiempo que dejé la espada abandonada…

Hubo un momento en el que preferiste el triste pasear de las lágrimas por tu cara al recorrido de la incertidumbre por tu estómago. Ya sabes que no me gustan los caminos conocidos, las copias de otros, la vidas de otros o la dependencia del modelo conocido.

Esta es mi historia y yo decido hacia donde se dirige, cuán complicada quiero hacerla y cuántos giros de argumento puedo darle.

La espada está abandonada pero sé dónde se encuentra.

Pero no puedo rescatarte si no me dices cómo llegar a ti.  

lunes, 12 de diciembre de 2011

Se te olvidó pensar.

Cuando hablamos del siglo XXI, hablamos de la era de la información. Los avances tecnológicos y sobre todo la llegada de internet, ha permitido al ser humano disponer de una cobertura comunicativa y de una capacidad de acceso a la información desconocida hasta este momento.

Si algo pasara en Hawai, basta con disponer del número de teléfono de una persona de allí para solicitarle información de lo que está pasando. Si necesitamos conocer algún dato, basta con acceder a internet desde cualquier terminal móvil y en unos pocos segundos, o minutos, disponemos de toda la información que necesitamos.

Si uno se para analizar el día a día puede darse cuenta de la continua exposición a la información que tenemos vía periódicos, mails, páginas web, radio, televisión, etc. Todas lanzándonos información sobre lo que sucede en el mundo, sobre el lanzamiento de un nuevo producto, sobre lo que están haciendo nuestros amigos, sobre los programas que van a salir en antena esta semana y así hasta un término inacabable de conceptos que nuestra cabeza tiene que, por lo menos, leer.

El problema es el siguiente. Aunque nuestro cerebro es y dispone de una capacidad de funcionamiento bárbara, no es capaz de asimilar toda la información que recibe y lo que es aún peor, se ha acomodado a recibir información, ya no lo utilizamos para pensar.

¿Cuándo fue la última tarde que dedicaste tu tiempo libre a pensar? ¿A reflexionar? ¿A meditar? 

Pensar sobre quién eres, qué eres, qué quieres, qué esperas, dónde buscar, hacia donde ir, a quién quieres, cómo son los que te rodean, cómo funciona el mundo, cómo puedes mejorarlo, dónde puedes aportar, cómo crecer personal o profesionalmente, cómo ayudar a tus hijos, a tu familia, a tus amigos o simplemente qué es lo realmente importante para tí. 

¿Te has parado a pensar, simplemente, por qué haces lo que haces cuando te despiertas cada día?

Porque de no ser así, contéstame a esta pregunta: ¿qué te diferencia de una máquina que se enciende, cumple sus funciones y se apaga cada día?