martes, 22 de julio de 2014

Expectativas

¿Qué esperas del mundo? ¿Qué esperas de tu futuro? ¿Qué esperas del trabajo? ¿Qué esperas de tu pareja? ¿Qué esperas de la vida?

Podría continuar con un sinfín de preguntas que sólo llevarían a más preguntas. Las respuestas a esas preguntas rara vez serán objetivas. Somos seres influenciables, capaces de pasar del "me como el mundo" a "el mundo se acaba" con una canción, una llamada, un gol, un mensaje o un día cálido o lluvioso.

La definición de expectativa en la RAE es "esperanza de conseguir algo". La definición de esperanza en la RAE es "estado de ánimo que determina que algo es posible". Es decir, nuestro estado de ánimo determinará nuestras expectativa y nuestro estado de ánimo es tan alterable y tan influenciable que nuestras expectativas se convierten en sueños o pesadillas cuyo final viene determinado por el sonido del despertador.

Tic-Tac. Y cambio. Tic-Tac. Y adiós.

Por eso como Lennon decía: "la vida es aquello que pasa mientras esperamos que pase algo". Por eso como dice el gran Juaninacka: "eterna búsqueda convertida en eterna espera".


lunes, 2 de junio de 2014

Tim Duncan

Seguro que tanto tú como yo nos hemos visto muy cerca del infierno, muy cerca de una situación en las que hemos sentido la derrota, la miseria, la desesperación, la angustia de sentir que hemos tocado un fondo que queremos olvidar.

Muchos nos hemos caído de una bicicleta y no hemos vuelto a cogerla. No hemos vuelto a ese restaurante donde íbamos con esa persona especial para evitar recordarla. No hemos vuelto a enamorarnos por miedo a volver a ser rechazados. No hemos vuelto a entregarnos en cuerpo y alma por miedo a que nos defrauden y lleguemos a pensar que todo ese esfuerzo ya no vale la pena.

En un mundo como el actual el pasado no existe. En el mundo donde más fotografías guardamos decidimos no volver a recordar los malos momentos. No perseguimos nuestros sueños por miedo a no alcanzarlos. No volvemos a levantarnos cuando nos caemos.

El honor, la fidelidad, la unión, el compañerismo más allá de banderas, religiones, razas o edades dejó de existir. Fue un cuento de hadas que se queda en las películas de Disney para ser devorado por el tiempo.

Pero siempre hay esperanza y aún, entre el ruido, unos pocos locos permanecen inalterables al tiempo.

Le conocí hace 17 años. Tenía algo que llamaba la atención. Donde todo el mundo protestaba, él permanecía impasible. Donde todo el mundo sacaba pecho, él permanecía inalterable. Mientras todos buscaban los focos, él huía de la luz de los flashes. Quizás porque llevaba el número del día de mi madre, quizás porque llevaba un tatuaje de un dragón (a los que adoro), quizás porque el nombre del equipo era muy español, pero me fije en él y desde entonces no ha habido ni un sólo minuto en el que haya dejado de admirarlo.

17 años para hacer historia, para convertirse en el mejor 4 de la historia, para dar lección tras lección de moralidad, de saber estar, para no dar un ruido mayor del estrictamente necesario.

"Juega por lo que pone en tu pecho, no en tu espalda". Es su lema.

No ha cambiado de equipo, no ha sido el mejor pagado de la NBA, ha renunciado a 10 millones de dólares por temporada para poder volver a luchar por otro anillo y con ello hacernos felices a muchas personas que ni conoce ni llegará a conocer.

Con 37 años, 4 anillos, 3 MVP´s de las finales, 2 MVP´s de la temporada y muchos muchos records, que seguramente ni conozca, era fácil retirarse tras la tremenda decepción del año pasado. Un triple en el último segundo del sexto partido le privó del anillo cuando más duele, cuando más cerca lo tenía. En el séptimo partido tuvo un palmeo sencillo para empatar y falló. Se ganó el respeto de todo el mundo y para muchos aquella era "la última vez que lucharía por el anillo".

Pero es un hombre del pasado. Una persona que utiliza las cicatrices para recordarle dónde quiere ir en lugar de recordarle de dónde viene.

Es una persona que da la mayor lección que te pueden dar en la vida: Los valores existen. El honor existe. La fidelidad existe. La amistad existe. La dedicación existe. El respeto existe. El amor existe.

Hace un año le arrebataron un anillo en el último segundo. El problema es que él decidió que no era el último segundo. Y ahí radica su última lección: Tu decides cuándo es tu punto y final.

Porque esta vez no fallará. Porque esta vez ganará. Porque él decide cuándo y cómo es el final.

Eres el más grande de todos los tiempos: GRACIAS TIM DUNCAN.

martes, 25 de febrero de 2014

Contigo aprendí

Contigo aprendí...

Que las personas pueden utilizar a otras personas. Que los pájaros pueden estar viviendo bajo la protección de las ramas de un árbol pero no derramarán ni una lágrima cuando su tronco sea talado. Aprendí que el egoísmo no es pensar en uno mismo, es no agradecer lo que otros te dan. Que siempre existirán personas para los que eres un medio y no un fin. Que nunca serás la colina pero sí el trampolín para subir a otro techo.

Contigo aprendí...

Qué es el miedo. El miedo puede hacer que veas el día más bonito como el fin del mundo. Aprendí que uno tiene que tener cuidado con vivir en la penuria pues uno puede llegar a ser tan dependiente de ella que puede renunciar a la felicidad. Aprendí que uno puede ser dependiente de un "hola", "te quiero" o una última conexión. Aprendí que uno puede llegar a renunciar a sus sueños por miedo a alcanzarlos.

Contigo aprendí...

Que uno puede llamar "amor" a una persona tras haber compartido pasión, lujuria y deseo con otra persona la noche anterior. Que se puede mirar a los ojos de una persona sabiendo que la mientes. Que se puede ser conformista sólo por el hecho de no querer quedarse solo. Qué significa "un clavo saca otro clavo".

Contigo aprendí...

Que la amistad es como el hielo: si sobrepasa una temperatura se derrite. Que derretirla es bajar por el ascensor mientras que volver a enfriarla implica subir por las escaleras. Que cuando eres capaz de fundirte las miradas ya no son iguales porque tu mirada tiene algo mía y la mía algo tuyo. Que uno es esclavo cuando mira con antifaz el futuro.

Pero contigo aprendí...

Que sólo un tipo de personas pueden querer a otro tipo de personas.

Que esas personas no son tréboles de cuatro hojas ; no son la gema más preciosa.

Que esas personas son un grano de arena insignificante que se esconde en el desierto ; son  gotas de agua que forman parte del océano.

Que existen personas que pueden desaparecer de tu vida para convertirse en tus lágrimas y recordarte aquello que un día te susurraron al oído.

Gracias.

domingo, 23 de febrero de 2014

Adiós

No salir un sábado te permite disfrutar la mañana de un domingo y lo bueno de vivir en España es que esa mañana dominguera puede coincidir con la primera salida del sol en mucho tiempo para poder disfrutar de un agradable paseo.

Además, lo bueno de vivir en Alcalá de Henares es que te permite darte una vuelta como si fueras un turista y visitar la cantidad de historia que guarda la Ciudad para darte cuenta, una vez más, de su grandeza. Por ejemplo, hoy me he enterado que fue en el Palacio Arzobispal donde se reunió por primera vez Cristóbal Colón con Isabel por lo que América también nos debe un poquito a los alcalaínos. ¡Genial!

También te vale para ir colocando un poco tus pensamientos en la cabeza mientras paseas. Vas cruzándote con historias distintas, desde el niño que corretea por el parque que tú correteabas cuando eras un niño al anciano que sentado en la Plaza Cervantes solo mira y observa. Nada más.

Y te das cuenta que, como la frase dice, en una vida hay muchas vidas. Y que dentro del mismo cuerpo has sido un bebe, un niño, un adolescente, un joven y ahora un adulto. Mientras tanto, fuiste un estudiante, un futbolista, un reponedor, un amigo de un amigo, un chico especial para una chica o un trabajador de aquí o de allí.

A veces no se trata de ser el protagonista de la película y uno no sabe si hacer o dejar de hacer. Lo que sí empieza a darse cuenta uno es que quizás no es tan importante qué papel juegues en una u otra situación sino que lo realmente relevante es si tú has decidido ser ese papel. Para ello debes darte cuenta si realmente nadas hacia un objetivo o te lleva la corriente. Y, bajo mi punta de vista, es complicado.

Sin embargo existen mañanas de domingo que te ayudan a pensar, tardes de domingo que te ayudan a comprender y noches de domingo que te ayudan a decidir.

La conclusión es que una vida termina justo cuando la paciencia termina. Cuando marcas un hasta aquí. Cuando trazas una frontera a esa vida. Es entonces cuando, llegado a la frontera, cargas tu pasaporte, cargas las maletas y decides transformar tus pensamientos en recuerdos.

Quizás el dicho "la paciencia todo lo alcanza" va más allá de saber sufrir. Quizás sólo consiste en transformar heridas en cicatrices. Quizás sólo sea saber decir una de las palabras más dolorosas del mundo:

Adiós.

lunes, 3 de febrero de 2014

El talento bajo sospecha

Desde el pasado fin de semana hasta hoy han pasado 4 hechos que pese a su individualidad me han hecho generar una reflexión colectiva. Estos hechos han sido la muerte del gran Luis Aragonés, la también muerte de Philip Seymour Hoffman, la noticia de la detención del medallista olímpico Ian Thorpe después de ir completamente borracho por la calle y el visionado de la película El Consejero de Ridley Scott con participación de Bardem y Penélope Cruz entre otros.

Con El Consejero reflexioné acerca de la profunda naturaleza humana de la especie. Sin desvelar nada de la trama, es una película compleja con diálogos profundos y llenos de dobles intenciones pero que te dan una terrible reflexión final: seguimos siendo animales. Somos una especie "diseñada" para dominar, ser los mejores y prevalecer sobre el resto. Una ambición desmedida que ha aprendido a comprender que para mantener su hegemonía es necesario un Status Quo tan complejo que su compresión parezca la mayor surrealidad posible. Quizás un ejemplo aprendido del diablo que como reza la leyenda "su mejor truco fue hacer creer a todos que nunca había existido".

En el mantenimiento de ese Status Quo complejo el talento no juega el papel que debería jugar y aquí es donde yace mi mayor reflexión. Philip Seymour o Ian Thorpe son gente con un talento más que demostrado pero que, pudiendo aportar, se han visto ahogados en su propia genialidad hasta verse abocados a escoger el camino que les baja del cielo y los devuelve a la tierra para ser comparados de tú a tú, de igual a igual, con gente mediocre.

Es simple: el talento jamás debe estar al servicio de la sociedad. Es una afirmación rara y distinta pero es en lo que creo: es la sociedad la que tiene que estar al servicio del talento.

Utilizaré un ejemplo deportivo. ¿Se imaginan que a Michael Jordan le hubieran dicho: "Tú eres uno más y pese a tu talento debes actuar como uno más por lo que debes tirar lo mismo que los demás, asistir lo mismo que los demás y jugar lo mismo que los demás"? Eso sería poner el talento al servicio de la sociedad. Sin embargo para conseguir la victoria la realidad es que necesitas que Michael Jordan actúe más que los demás, que juegue más que los demás, que tire más que los demás y que gane más que los demás. Porque es superior a los demás. Simple y directo.

La gente utiliza el "nadie gana solo" para minimizar el impacto del talento individual y aunque es parte en cierto la realidad es que los escuderos de Jordan jamás hubieran ganado nada si Jordan hubiese sido utilizado como un escudero más y no se hubiese puesto todo un sistema en torno a una figura relevante y distinta.

Bien, hasta ahí el ejemplo de por qué es la sociedad y el sistema el que debe ponerse al servicio de la sociedad. Pero, ¿realmente sucede esto? Para nada. Desde los inicios toda influencia recibida te bombardea con mensajes de igualdad, todos somos iguales y todos tenemos los mismos derechos. Pero no, todos no somos iguales. Al contrario, todos somos distintos y donde debiera encontrarse una influencia individual que haga llevar tu talento hasta límites desconocidos sólo encuentras barreras y caminos ya trazados que te dicen donde llevarte.

Esto crea un problema. Pues el distinto chirria. Molesta. Y si tiene capacidad para influenciar molesta aún más. En el país de los tuertos el que naciese con dos ojos sería mal visto. No sería visto como una evolución positiva. Sería visto como una amenaza para el Status Quo de los tuertos por lo que tras una influencia masiva a base de impacto acabaría muerto o arrancándose él mismo el ojo con la única finalidad de encajar. El Status Quo no permite asperezas.

¿Crees que no estás influenciado? ¿Qué tienes capacidad para elegir? Dime entonces, ¿por qué hablas ese idioma y no otro? ¿Por qué vistes así y no de otro modo? ¿Por qué te gusta esa carne y no esa otra? ¿Por qué tienes esas costumbres y no esas otras? Lamentablemente la mediocridad es fácilmente alimentada por la influencia.

El talento, en ocasiones sí y en ocasiones no, escapa a esta influencia. Ellos lo saben pero saben que las probabilidad de supervivencia son pocas y además este talento se puede utilizar a través de dos vías: monetizándolo y generando esperanza. ¿Cuánto dinero se gana con fenómenos como Justin Bieber, o ese actor conocido, o ese deportista conocido? Pero no sólo eso, ¿Cuánta esperanza generan ese Justin Bieber, ese actor conocido o ese deportista conocido en los demás para ilusionarles con que ellos pueden ser justamente aquello que vanaglorian?

Puesta toda esta maquinaria en marcha, vemos como la gran mayoría de esos talentos tras un éxtasis de mayor o menor magnitud terminan diluyéndose sino acabando de mal manera pues el talento no fue regado como debería haberlo hecho y eso convierte a los héroes del pueblo en juguetes rotos. Pero donde la gente ve juguetes rotos yo veo obsolescencia programada. Ayer fueron los Backstreet Boys, hoy es Justin Bieber y mañana Dios dirá. Aparecerán e irán pasando héroes que monetizar y que crearán esperanzas pero el Status Quo tiene una arma de destrucción masiva: "o mueres como un heróe o vives lo suficiente para convertirte en un villano".

Ambas opciones gestionan el talento para mantenerlo dentro de unos valores de influencia sostenibles de tal modo que el 1% que escapa al Status Quo acaba convirtiéndose en un villano o bailando con la muerte y el 0.000001% que es capaz de escapar a todo carece de capacidad para influenciar a todos. Pues Justin Bieber sólo influencia a los adolescentes mientras que los veteranos lo miran con repugnancia y Mandela toca los corazones de todos los veteranos mientras los jóvenes escriben de su grandeza sin llegar a ser capaces de comprenderla.

Y aquí es donde entra Luis Aragonés. Una persona que nos enseñó algo: Nada es imposible. Convirtió a una selección en un equipo convencido de la victoria. No les dijo qué camino coger, no les dijo a dónde tenían que ir. Sólo les dijo que se podía y ellos encontraron el camino.

El Status Quo siempre mantendrá el talento bajo sospecha. Sabe que los talentosos son su mayor amenaza y su mayor necesidad para mantener a la plebe. Contra eso nos enfrentamos los mediocres que somos influenciados y que, pese a quejarnos día tras día, colaboramos para mantener el Status Quo.

Sin embargo te invito a que hagas una locura: supera todas las barreras, piensa en grande, siéntete capaz de todo, expande los límites tanto como puedes y como dice el anuncio: Simplemente haz aquello que no puede hacerse. Eso te convertirá en el 1% pero por favor, cuando llegues a ese nivel, ruego hagas una cosa: "vive como un héroe y muere como un villano, un héroe para la sociedad y un villano para el Status Quo".

martes, 28 de enero de 2014

Dame un silbidito

Cómo puedes pedir que el mundo avance si no te mueves.

Cubierto por la oscuridad, la noche proporciona más calor que la que los rayos solares pueden darte pues somos muchos los que, incluso en verano, queremos dormir arropados. Tener esa sensación que no estamos desnudos y expuestos ante el mundo. Que siempre quedará algo que nos abrace en una noche de soledad.

Deberías preguntarte si vives realmente la vida que quieres vivir o la que te dejan. Si realmente bebes la ginebra que quieres o te conformas con la que tienen en el bar. El conformismo es la línea que une el yin y el yan. Aquel que entre locura y cordura se mantiene impasible. El cielo estrellado que siempre tenemos encima pero que decidimos darle un sentido, una historia, uniendo mediante líneas imaginarias puntos inertes del universo para proporcionarles forma y un fondo de héroe o villano, gloria o fracaso.

El conformismo es alimentado por el miedo. Aquello que odiabas lo amas, aquello que no era bonito ahora parece serlo, aquello que nunca harías ahora no está tan mal. Lo que considerabas un albergue ahora es la mansión de tu vida y allí de donde tus oraciones rogaban salir noche tras noche han pasado a pedir que nadie te mueva.

Mientras, el mundo gira y aquello que a tus ojos parecía feo ahora da gusto mirarlo, aquello cuyo hedor te repugnaba ahora te parece la fragancia perfecta, aquello que te sabía amargo se convirtió en dulce, aquello que era áspero paso a ser suave y aquella canción que odiabas se convirtió en el himno de tu vida. Pero nada cambió. Los actores son lo mismo pero la comedia ya no te hace tanta risa.

Los sentidos no sienten, sólo proporcionan información y te dicen como Ana Pastor: estos son los datos y suyas las conclusiones.

Entra en juego tu percepción. Algo de lo que jamás oíste hablar pero que es la responsable de que ya no seas quien eras. Una percepción que, aún latente, está tan famélica que requiere de un esfuerzo de constancia y sacrificio que ya no estás dispuesto a soportar.

Recuperar la percepción requiere subir por escaleras pero tu autoconvencimiento te dice que para qué demonios entonces se inventó el ascensor. Que llegarás más rápido al mismo sitio, que no merece la pena, si bien la realidad es que ganarás 30 segundos que únicamente te permitirán pensar en algo que alimente tu conformismo mientras que el camino de escalón a escalón, tortuoso, pesado y poco agradecido, te hace pensar por qué merece la pena subir uno más.

Un futuro poderoso que siempre socavará el pasado.

Al menos siempre te quedará esa canción que te recordará quién fuiste una vez y que tu percepción atada a sus cadenas tatarea noche tras noche esperando que despierte en ti esa piel de gallina que tus sentidos, obediente al nuevo régimen, son incapaces de controlar.

Una percepción que sólo te pide una cosa para poder sobrevivir:

Dame un silbidito...