viernes, 11 de noviembre de 2016

El equilibrio perfecto

Dicen los iluminados que hablan de la vida que se alcanza la máxima felicidad cuando tu vida está perfectamente equilibrada. Estoy de acuerdo en la frase pero no en el contenido de la misma. Me explico. Para ellos el equilibrio es la coordinación de las distintas facetas que rodean tu vida: familia, trabajo, pareja, amistades, salud... Creo que se equivocan.

La balanza representa el equilibrio perfecto. Consta de pesos pero también de contrapesos. Al igual que el yin y el yan, otro símbolo de armonía, consta de blancos y de negros. El problema es que solemos fijarnos en los blancos demasiado y poco o nada en los negros. Y ahí surge el problema. Si la alegría, el amor, la felicidad, la paz interior sujetan una parte de la balanza, ¿qué sujeta la otra parte? Volveré a ello.

Si algo he ido asumiendo a lo largo de mi vida es que el ser humano tiene una cualidad que es, lamentablemente, bastante visible a lo largo de su historia: nunca usa las cosas bien. Dale la energía nuclear y creará una bomba en lugar de energía. Dale un cuchillo y creará un arma en lugar de una herramienta. Y así con todo.

Especialmente problemático es el caso del miedo. El miedo, pese a lo que todo el mundo dice, es nuestro principal protector. Si no tuviéramos miedo nos lanzaríamos desde una azotea porque no seríamos conscientes de qué puede pasarnos, tocaríamos el fuego sin miedo a quemarnos, etc.. Y muchas veces es el miedo el que nos permite estar más atentos, saltar más alto, correr más rapido. Es nuestra mayor fortaleza, no nuestra debilidad. Pero como siempre, el hombre no sabe usarlo correctamente. Un clásico.

Para uno que ha estado fuera más por necesidad que por gusto, y que sigue viajando todavía, la experiencia le dice que para querer a tu tierra basta con echarla de menos, para querer al calor basta con tener frío, para disfrutar de un abrazo de un amigo basta con no recibirlo en unos meses. En resumen: no hay nada mejor para encontrar valor a las cosas que perderlas. Equilibrio.

Y para última divagación del día: la balanza, para estar en equilibrio, compensa. Cuanto mayores sean tus penas, mayores serán tus alegrías. Cuanto mayores sean tus lagrimas de tristeza, mejores sabrán tus lágrimas de alegría. Cuanto mayor sea el esfuerzo, mayor será la recompensa.

Tú que eres del atleti, te pregunto: ¿vas a disfrutar igual la Champions que gane si no la hubiera perdido como la perdió anteriormente? Equilibrio.

Normalmente las mayores tristezas son las cortinas que esconden las mayores alegrías. Normalmente detrás de nuestros mayores temores están nuestras mejores experiencias. Porque como dicen en El Caballero Oscuro, "la noche es más oscura justo antes del amanecer".

Y tras esta chapa haz lo que quieras, es tu vida. Tú eres el que duerme contigo, el que se levanta contigo y al que le toca aguantarte como eres. Porque como dicen en El Señor de los Anillos, "tú decides qué hacer con el tiempo que se te ha dado".

Andrés te espera.




martes, 30 de agosto de 2016

6.500

2 segundos. Eso es lo que tardé en teclear 6.500. 0,5 segundos. Eso es lo que tardé en leerlo.

El mundo de los números es frío. Quizás el que inventó los números lo hizo como medio para dar malas noticias. El número duele menos. El número podrías ser tú o podría ser yo, incluso podríamos ser los 2.  Porque si hablamos de Javier, Joaquín, Silvia, John, Emile... ya es otra cosa. Quizás por eso cuando hay grandes atentados o grandes desastres en los países desarrollados no se mide el tiempo que se gasta en leer los nombres de los X muertos. Porque no duele tanto decir: 1, 2, 3 que Javier, Joaquín y Carlos.

Y por eso odio los números. Y por eso me dedico a ellos. Porque el ser humano tiene la mala costumbre de dar el uso indebido a las cosas. Dale un cuchillo y matará a alguien. Así somos. Pero como todo, pienso que los número no quieren ser malos, al igual que el cuchillo no quiere matar.

6.500 personas han sido rescatadas en 24 horas en el mar Mediterráneo. Y aquí tenemos un problema. Porque si te digo el nombre de las 6.500 personas que han sido rescatadas desconectaras, siendo generoso, en el número 30. Y si sólo te digo que han sido rescatadas 6.500 personas, te parece una barbaridad, compartirás algo en facebook, te quejarás en 140 caracteres y a trabajar, dormir o ver la tele. Tic Tac.

Algunos hemos tenido miedo de tirarnos a la piscina pero esta gente no tiene miedo de tirarse al mar. Sólo conozco dos formas de superar el miedo: la venganza y la esperanza. El problema de la primera es que se alimenta del odio. Y el problema del odio es que es como una droga, realmente busca sobrevivir en sí mismo por lo que una vez lo pruebas te consumirá de forma completa. ¿Y qué es la esperanza? Nada más y nada menos que cumplir un sueño realidad. La lámpara de Aladino. El genio de los deseos. ¿Es real? Supongo que cuando acabas en los campos de concentración en los que acaban los inmigrantes que son recogidos uno debe asumir que jamás existió.

Y he aquí el gran dilema que se plantea en mi cabeza. Meterme en la cabeza de un inmigrante y pensar como él. Pensar que huyo del infierno creado por personas porque existe un mundo mejor. Llegar a ese mundo mejor y darse cuenta que las personas que forman ese mundo mejor son tan tiranas como aquellos de los que huye.

Porque podemos compartir, podemos escribir, 140 caracteres, un blog o un libro. Porque podemos llorar, podemos sentir pena, podemos sentir impotencia pero cuando no dura lo suficiente como para que cambiemos lo que tenemos, entonces, debemos asumir que somos unos tiranos.

Y debemos asumir que, mientras la luz del paraíso esté encendida, seguiremos disfrazados de buenas personas pero, espero no suceda, cuando lleguen las luces del infierno prepárate, porque entonces conocerás al tirano que llevas dentro.

Y ese es quizás el problema que tiene la sociedad. Y ese es quizás el problemas de las personas que no se encuentran a sí mismas y sufren crisis de personalidad. Buscan luz en su reflejo sin encontrarlo porque no se dan cuenta de que de lo que realmente están hechos es de oscuridad.