lunes, 16 de diciembre de 2013

Influencia

"¿Cuál es el parásito más resistente? ¿Una bacteria? ¿Un virus? ¿Una tenia intestinal?
Una idea. Resistente. Altamente contagiosa. Una vez que una idea se ha apoderado del cerebro es casi imposible erradicarla."

Origen (Cristopher Nolan)

Los pensamientos y las ideas mueven el mundo. Somos seres que aún nos desconocemos a nosotros mismos. El cerebro es, sin lugar a dudas, el mayor misterio de la humanidad.

¿Cómo somos capaces de sentir algo que aún no hemos padecido? ¿Cómo somos capaces de soñar? ¿Cómo somos capaces de recordar? Es fascinante.

El problema es que, o no se quiere, o nadie ha profundizado lo suficiente como para hacer de él una herramienta implacable de ayuda a la persona. Comparo al cerebro con el sol: uno debe mantenerse lo suficiente lejos de él para no quemarse y lo suficientemente cerca para no morir helado.

Pero volvamos al principio. El cerebro recibe a lo largo del día, la semana, el mes, cantidades ingentes de información. Demasiada para ser asimilada. Demasiada para poder reflexionar. Demasiada para poder determinar qué queremos hacer.

Toda idea o pensamiento tiene un periodo de maduración. No basta con introducirlo y esperar a que crezca. Uno tiene que ser constante con él, no debe distraerse y debe regarlo para mantenerlo con vida. No deja de ser algo etéreo pero que con el esfuerzo determinado puede transformarse en algo tangible.

Ahora bien, ellos lo saben. Saben que todos y cada uno de nosotros somos potenciales de ser aquello que deseamos ser. Únicamente tenemos un error: no lo sabemos. Y peor aún: no debemos saberlo.

¿Cómo evitar que un pensamiento madure y permanezca el tiempo suficiente en nuestro cerebro para germinar? Sencillo: inundando el cerebro de más pensamientos. De ideas, comentarios, críticas, opiniones, noticias, reflexiones, valoraciones... una mezcla perfecta que le mantenga distraído.

LeBron James ganó su primer anillo en 2012. Previo a ello, había perdido dos finales, en 2007 y en 2011. En ambas finales la presión de los medios de comunicación, la afición, el "entorno"... era de un nivel máximo. ¿Sabéis lo que hizo LeBron en 2012? Días antes de la final desconecto su perfil de twitter y durante todos los días que duró la final estuvo alejado de televisión, radio o internet.

Nada le influía. Sólo vivía su realidad. Una realidad obsesionada con un único propósito: ganar el anillo. Y funcionó.

Somos demasiado influenciables. Nuestro estado de ánimo rebota desde la tristeza a la felicidad en segundos con una canción, una sonrisa, una noticia o un mensaje de wassap. Recibimos demasiada información y nuestra buena energía al levantarnos puede desaparecer sólo con levantarse y ver las noticias en twitter, los comentarios del vecino, la tertulia en la radio, la foto en portada del periódico, la cara de tu compañero, el malestar del proveedor... todo ajeno a ti.

La asignatura más importante que uno puede tener y el consejo que más puede valer a una persona es este: Evita las influencias. Vive tu realidad.

Sólo cuando estás dispuesto a morir por algo es cuando realmente tienes la posibilidad de tocarlo. ¿No vale la pena luchar por aquello que se está dispuesto a morir?

jueves, 21 de noviembre de 2013

La Burbuja

¿Qué es una burbuja?

Una burbuja es aquel elemento que sin racionalidad aparente comienza a tomar un comportamiento ascendente sin que el resto de factores asociados al mismo tengan el mismo comportamiento.

Un valiente, uno de los que va a pecho descubierto por la vida y piensa: "no necesito a nada ni a nadie más". Tienen la vida corta. No asumen que todo se vale de todo. Porque el mundo, más anciano y sabio, se adapta, y es más fácil que, frente a un cambio, un conjunto se organice de forma más rápida que un individuo. Una manada de vete tú a saber qué, tiene más facilidad para adaptarse a cambios en el entorno que un individuo en solitario. El orgullo, la vanidad, el éxtasis del triunfo pueden negar la realidad a la burbuja pero la realidad, paciente, esperará para tenerla en su punto más alto, álgido, donde se sienta intocable, para demostrarle su completa vulnerabilidad. Frágil. Subida a lo más alto del cielo y sin manos a las que agarrarse mientras cae.

¿Cuál es el problema? Que todos aquellos que alentaban y que pensaban en su aura de invencibilidad se ven afectados y su inversión, vía monetaria o vía de fe, provoca una recesión de dinero o de sentimientos. Como la pareja a la que quieres: das tu confianza, la dejas ser el centro de tu vida y, sin darte cuenta, comienzas a valorarla a la vez que, inconscientemente, dejas de valorar tu trabajo, tus amigos, tu familia y hasta esas canciones que hacían pasártelo bien. La burbuja es una droga. Un droga cara que, no curada a tiempo, puede llegar a consumirte.

Hoy la economía padece la burbuja inmobiliaria que fue inflada por todos: bancos, instituciones públicas, sociedad, etc. Pero lo que más me preocupa es la burbuja humana pues, aún no nos hemos dado cuenta, que todavía ansiamos volver a esa época donde todo estaba arficialmente a nuestro alcance. Donde lo importante estaba en la materialidad y no en los sentimientos.

Una burbuja que aún está viva, latente, que comenzó cuando probamos la miel del "todo irá bien" y, a pecho descubierto, se lanzó solitaria sin darse cuenta que los pequeños detalles, a la larga, pueden tumbar cualquier BMV, chalet o vacaciones en Nueva York.

lunes, 18 de noviembre de 2013

11 Metros

Bum. El estadio entero rugió como no lo había hecho en toda la noche. Un escalofrío recorrió todo su interior hasta parecer que su alma salía de su cuerpo. Su compañero lo había logrado, había detenido el penalti. Dos segundos después un golpe en la espalda y un pequeño apretón sobre su hombro le devolvía a la realidad: le tocaba. No era un turno cualquiera. Era EL TURNO.

Unos 50 metros le separaban de la zona donde en unos dos, quizás tres minutos, su vida cambiaría. Tomo aire, cruzó la mirada con un par de compañeros a los que ni siquiera llegó a escuchar, le valió leer sus labios para saber que le animaban.

Comenzó a andar hacia el punto de penalti y empezó a pensar en su familia. ¿Qué estarían pensando? Sabía que su madre no iba a querer verlo, de hecho era probable que ya no estuviese viendo ni el partido pues no aguantaba los nervios. Su padre estaría observándole, con el miedo de saber que su hijo se enfrentaba a un momento crucial pero con el orgullo de saber que había llegado hasta un punto donde tenía la posibilidad de cambiar el mundo. Su hermana confiaría en él. Se agarraría a su cuñado y pensaría para sí misma: "lo va a meter. Él nunca falla."

Echó un vistazo a la grada y vio a toda una afición gritando su nombre. Dios, podía hacer feliz a mucha gente. Recordó cuando jugaba con sus amigos en las calles de su barrio. Cómo se bajaba el balón para echar unos partidos y cómo corría como un poseso para tocar el larguero y evitar ponerse de portero. Una portería que odiaba y que ahora le esperaba a no más de 40 metros.

Su mente volvió al campo. "No puedo fallar". Se lo repitió varias veces pero recordó que había leído en un libro que todo lo que uno piensa lo atrae. Fallar no era el verbo. "Voy a acertar, lo voy a meter". Durante ese cambio de actitud se cruzó con el rival que venía de enfrentarse al mismo reto. No quería mirarle pero, inevitablemente, cruzó sus ojos y pudo descubrir como el miedo, la responsabilidad, el error o la pena se combinaban en su mirada. No quería tener que pasar por eso.

Se encontraba ya al lado de la portería. Venía lo complicado. ¿Dónde tirar? Él no era un especialista. De hecho no estaba entre los 5 primeros elegidos pero los aciertos y errores de sus compañeros y rivales le habían llevado a esa situación. Normalmente los tiraba a la derecha y abajo. Así lo hizo en el entrenamiento previo al partido y había acertado todos. Sin embargo, había analizado al portero rival y en los dos lanzamientos anteriores se había lanzado a ese sitio. Daba igual, si el lanzamiento era bueno era imposible que lo alcanzara.

Agarró el balón. Miró al portero. El portero lo miró. ¿Sabría lo que estaba pensando? No estaba seguro. El miedo llegó a él. Su pulso se aceleró y los nervios le atenazaban. Recordó un consejo de un ex-compañero: "Si tienes miedo, dispara fuerte y al centro." Podría funcionar. El portero se había tirado en todos los lanzamientos anteriores pero ¿Y si se quedaba parado esta vez? ¿Y si había notado el miedo en su mirada y se imaginaba que haría eso? ¿Y si al pegar fuerte el balón se iba demasiado arriba? No. Dispararía abajo a la derecha. Era la primera opción y no iba a cambiarla.

Colocó el balón en el punto de penalti. Revisó el césped que lo rodeaba. Le vino la mirada de Terry resbalándose en la Final de la Champions y fallando. Todo parecía en orden. "Vamos, vamos" se repitió así mismo.

Tres pasos hacía atrás. Le temblaban las piernas. La respiración era incontrolada. Ni siquiera escuchaba al público. Iría abajo a la derecha. "Voy a acertar". Su padre le estaría mirando. Sus amigos podrían celebrarlo.

El silbido sonó. Dio un paso y miró al portero, luego al balón, luego al portero... pudo comprobar que se vencía a su derecha. ¡Mierda! Lanzaría a la izquierda y arriba. Golpeó. El balón se aceleró. Levantó la mirada. El balón iba justo a la escuadra, se levantó. "Entra", "Mierda, da en el poste". El balón se alejó de su pierna y recorrió 11 metros para dirigirse a un destino que le cambiaría la vida...

¿Qué sucedió? Poco importa.

Si terminó en acierto acabó siendo un héroe. Todo su pasado tendría sentido. Desde el libro que cayó en sus manos con 15 años a ese compañero que le dijo un día que él sería decisivo. Estaba destinado a ello.

Si terminó en fallo la decepción se apoderó de todo su entorno. Saldrán aquellos que clamaban a los cuatro vientos "te lo dije". Criticarían a él por lanzarlo a ese lado, a su entrenador por haberle asignado esa responsabilidad. Saldrán los "especialistas en..." a hablar de cómo debía haberlo lanzado, posición del cuerpo, cómo superar la ansiedad en esos momentos, los que hablen de liderazgo, los que saquen las estadísticas de todo tipo.

¿La realidad? Desde el momento en que su compañero detuvo el penalti una infinidad de variables se pusieron a interactuar unas entre otras dando lugar a un número infinito de impactos con una única verdad: Él era la persona que podía acertar o fallar y había un 50% probabilidades de que acertara o fallara.

Simple. Sencillo. Con un problema. Un razonamiento demasiado pobre para una sociedad que ansía justificaciones, hechos, causas... sumisa a girar indefinidamente en un circulo buscando explicaciones  e incapaz de detenerse en su centro para sentir y disfrutar de la incertidumbre.


lunes, 4 de noviembre de 2013

Bad Day

Hoy es uno de esos días en los que las palabras salen fáciles. Todo el día tragando y tragando provoca que tengas que expulsarlo, así, del tirón.

Tras ver que el gimnasio se queda cojo, incluso añadiendo baño turco, no queda más remedio que recurrir al teclado y juntar teclas.

Y es que hoy es uno de esos días en los que, si tuviera el botón rojo para destruir a la sociedad, me habría puesto un buen vodka solo, me habría encendido un puro y tras dos caladas bien intensas y con el humo en mis pulmones lo habría apretado.

¿Dónde vamos? No tengo ni puta idea. Y ese es mi problema. Que el reconocer que uno no tiene ni puta idea hace que no seas  atractivo para la sociedad. Ser sensato no vende. Ser responsable no vende. Ser cauto no vende.

Vende la palabrería sencilla. Las palabras técnicas que dotan de un aura de conocimiento al que las utiliza y que esconden su ignorancia. Vende la falsa moralidad del lunes. La dignidad de aquel que es amante de los pecados capitales. La sobriedad del traje frente al desprecio a la camiseta.

Y mientras transcurren los días, y uno aprende a navegar en la mierda, seguimos con las orejas bien abiertas, los ojos bien centrados, atendiendo a aquellos que hablan y hablan y que, cuando uno se para a pensarlo bien, te das cuenta que sólo ganan dinero por hablar. Es más jodido aún. Ganan dinero única y exclusivamente por hablarnos.

De este modo tendremos a los que nos hablan del fin del mundo, de los que hablan de fichajes que jamás llegarán a producirse, de los que nos dan soluciones que todo el mundo sabe que no pueden aplicarse pero, mientras tanto, cobran. Recuerda que tú sigues en la mierda.

Cierto es que los vendedores del humo dominan el mundo y se hacen de oro. También es cierto que nosotros les hacemos ricos.

Somos una sociedad perdida. Perdiendo el tiempo consultando a qué hora se acuesta ese que no nos hace ni caso. ¿De verdad lo ves necesario? Perdiendo el tiempo intentando agradar a una sociedad que te hundirá en la mierda cuando sea necesario.

La única conclusión que saco en claro es que sólo despreciando a la sociedad puedes llegar a ocupar los escalones más altos de esta montaña que entre todos hemos montado.

Eso y que esta mierda de texto no servirá para nada pero al menos ya me he desahogado.

P.D: Deja de espiar y como sí que pone mi wassap por si no te has fijado... SÉ FELIZ.

P.D a la P.D: Si me preguntas por quién cojones va lo de espiar es que eres de su misma naturaleza y no has entendido nada de lo que he escrito.

jueves, 10 de octubre de 2013

Siempre Aún

Aunque aún te recuerdo, ese tiempo que soñaba contigo se marchó y desapareció en mi subconsciente como el hielo que desaparece en una copa, lentamente, pero que sin darte cuenta lo hace y pasa de significar algo básico a verte obligado a buscar otra para sentir lo mismo.

Distinto, cierto, sin embargo la esencia permanece. Esa sensación de algo distinto se convierte en recuerdos de algo similar. No terminas de desaparecer. Siempre hay algo que toma tu apariencia.

Realidad o ficción, es complicado saber o adivinar qué es qué o quién es quién. Dicen que uno es lo que piensa. Que son tus pensamientos los que te guían hacia aquello que realmente deseas, pero si fuera por pensar, te tendría aquí y, sintiéndolo mucho, no te veo por ninguna parte.

Incrédulo de eso que llaman destino, si mis pensamientos importan algo deben darte fuerza. El mundo sabe que importas. Que juegas un papel en este juego llamado vida y que tiene que tener en cuenta que, cuando aletea la mariposa donde tu estás, surge el tornado donde yo estoy.

Ahora bien, pese a todo, la conexión se mantiene. Más allá de conversaciones que no se dan, de miradas que no se cruzan, de caricias que se pierden en la almohada o de besos que se pierden en sueños.

No encontrarás razón para poder entender por qué después de tanto tiempo aún se mantiene. Qué hicimos bien para crearla. Qué hicimos mal para no disfrutarla como se merece.

Amor. Lo que puede que de sentido a la vida pero que, incapaces de entenderlo, preferimos huir de él y refugiarnos en el cobijo de la ignorancia.

domingo, 6 de octubre de 2013

824 días

¿Dónde estabas hace 2 años y 3 meses? ¿Eres capaz de recordarlo? ¿Te ha cambiado la vida? ¿Sigues persiguiendo sueños? ¿Alcanzaste las metas que te pusiste en aquellos momentos? Puede que no tengas las respuestas a todas las preguntas pero sí es seguro que no eres la misma persona que hace 824 días. O al menos eso espero.

Si algo critico a la sociedad actual, y en especial a los jóvenes, es la escasa capacidad de sufrimiento y sacrificio personal en la búsqueda y logro de sus objetivos.

La tecnología nos ha aportado tiempo. Tenemos medios de transporte que se desplazan más rápido a través de medios mejor habilitados. Podemos comunicarnos prácticamente de forma instantánea con cualquier persona de cualquier parte del mundo. Podemos informar a todo el mundo de dónde estamos, qué queremos o qué pensamos justo en el momento en el que está sucediendo.

Sin embargo, donde creemos que nos han aportado tiempo, nos equivocamos. Porque el tiempo es imperturbable y los segundos pasan a velocidad constante y precisa por lo que poder hacer Madrid - Alicante en 2 horas y media en AVE, en lugar de hacerlo en 4 horas en coche o en 8 en autobús, no te ahorra tiempo porque estás obligado a padecer el paso del mismo.

Aquí radica la clave. Cómo aprovechar el tiempo. Sacar partido a todo el tiempo que tenemos debería ser la máxima que toda persona debería plantearse. Aprovechar cada segundo que tenemos porque ya no vuelve.  ¿Realmente lo hacemos?

El cine y la televisión, no sé si de forma voluntaria o involuntaria, no ayudan a esto en nada. Cuando vemos una película o una serie sólo vemos fragmentos interesantes y relevantes de la vida de los personajes. No vemos cuando están solos, cuando se despiertan por la mañana y se quedan dando vueltas en la cama 5 minutitos más, cuando se van a dormir y tardan en dormirse porque una catarata de pensamientos recorre  su cabeza. O cuando están simplemente tomando un café o haciendo la labor monótona de su trabajo y pensando en qué o quién.

Por eso pensamos que es fácil. Y rápido. Recuperar a una persona que has perdido, superar la muerte de un ser querido, formarte para ser aquello que deseas, encontrar a esa persona especial... en definitiva, encontrar aquellos segundos que formarían parte de las escenas de tu película personal.

No somos conscientes que sin esos momentos "vacíos" no tendremos la posibilidad de obtener momentos que "llenar". Pues no es la escena lo que llena esos segundos sino un conjunto de sensaciones y sentimientos que dan forma y sentido a ese momento generados en el "vacío" y que toman forma en "la escena".

824 días... esos son los días que Rafael Nadal tardó en volver a ser número 1 del mundo. 824 días donde nadie vio su recuperación, sus miedos, sus temores, su desesperación, su ilusión, su sacrificio o su disciplina. Pero él fue capaz de poner a todos ellos en una autopista de camino a la cima. Y lo alcanzó.

¿Cuántos días estás dispuesto a soportar tú?

martes, 1 de octubre de 2013

Te voy a contar un secreto

Te voy a contar un secreto: eres un/a mierda.

Eres un/a mierda desde el momento en que no eres capaz de luchar por tus sueños. Cuando decides hincar las rodillas, juntar las manos y dejar que te esposen a una vida sin sueños que perseguir, sin felicidad que alcanzar. Cuando decides que nadar contracorriente es mayor esfuerzo que dejarse guiar por la marea.

Eres un/a mierda desde el momento en el que te levantas cada día con una pareja a tu lado a la que has puesto los cuernos y aún sigues escribiéndole que es lo mejor que te ha pasado en la vida o subiendo fotos con esa persona para que el resto vea que eres feliz, que encontraste el amor.

Eres un/a mierda desde el momento en que decidiste considerarte una mierda para resignarte a caer en lo más bajo y someterte a un perdón consentido a una persona que no lo merece sólo por el hecho de que valoras más un abrazo, un beso o un polvo a una humillación, a un desprecio o a una falta de respeto.

Eres un/a mierda cuando enterraste el amor que deseabas simplemente porque te costaba alcanzarlo, no estabas preparad@ o tuviste tanto miedo que no estuviste dispuesto a soportar el gran dolor para poder obtener la gran felicidad. Pensaste que un clavo saca otro clavo pero no te diste cuenta que son los pequeños detalles los que marcan la diferencia y que no es lo mismo volar unas horas que hacer que el tiempo se detenga.

Eres un mierda cuando decidiste criticarnos.

Sí. A aquellos que todavía podemos mirar a los ojos a todo el mundo y decirle la verdad. Aquellos que dormimos con la conciencia tranquila sabiendo que jamás nadie nos podrá reprochar nada. Que fuimos esa persona que más luchamos por ese algo o ese alguien. Porque entendemos el sacrificio como una posibilidad de perder. De gastar todo nuestro tiempo sin recompensa. De aquellos que saben que incluso sin alcanzar la recompensa vale la pena luchar por un minuto más, por una bocanada de aire, por un segundo mirándote a los ojos, acariciándote, besándote o riendo contigo.

Porque esta sociedad acabará con nosotros, más pronto que tarde. Y entonces os quedaréis solos. Vacíos. Viviendo la mentira. Con la cabeza agachada. Con la sonrisa en las fotos. Con los sueños escritos en frases de Facebook.

Y entonces os tendremos que dar las gracias. Pues no hay mayor verdad que una muerte digna y una mayor pena que una vida perdida en la mentira.

martes, 16 de julio de 2013

Yo

Sólo yo puedo juzgarme.

Sé qué he hecho bien, qué hecho mal, dónde pude dar más, dónde me sobrepasé, dónde la venganza me dominó, dónde fui demasiado bueno y dónde debí haber sido menos malo.

Ayer era otra persona y mañana no seré el mismo de hoy. La esencia se mantiene y el cuadro presenta los mismos trazos pero lo que hoy hubiese trazado el pincel puede que mañana no llegue a ser planteado. Puede que donde iba a haber rojo haya blanco o bien no haya nada, un espacio que rellenar el próximo día donde otra persona distinta a mí lo haga.

El tipo del espejo mañana se parecerá al tipo de esta noche pero no será el mismo. Mismo continente, diferente contenido. Pues hoy puedo haber encontrado la felicidad, puedo haber entendido la lección que no entendía o simplemente por fin el dolor ya se ha filtrado lo suficiente para convertirse en una cicatriz que forma parte del tipo de ayer y de la que se reirá el tipo de mañana.

Eso nos atormenta. Es difícil ser una persona distinta cada día sobre todo cuando quieres solucionar un problema causado por otra mentalidad con la sabiduría que hoy te dan los días. Llegas a plantearte cómo lo que hoy es insignificante llegó a convertirse en el centro de tu vida y cómo las dudas del futuro nunca llegaron a materializarse pues pasaron los días y días y mientras planteabas una táctica para enfrentarte a tus pensamientos, llegaba la realidad para cambiar las reglas del juego.

Entonces te das cuenta que todo cambia. Que hoy estamos aquí, que mañana podemos estar allí y que el objetivo perseguido puede ser alcanzado o sólo puede ser simplemente la enésima lección para llevarte donde aún no imaginas, convertirse en ese punto que hoy no significa nada pero que mañana será la clave para unir donde estabas y donde quieres ir.

Y así pasa el tiempo y los tiempos muertos pueden convertirse en aquellos en los que estás más vivo como esa imagen congelada frente al mar, viendo como el destino se mueve, la vida fluye sin parar mientras tú te mantienes estático.

Todo se mantiene relativo, todo variará de manera irremediable pero la esencia se mantendrá. Ese esencia que sólo pocas veces percibes y que realmente te guiará si consigues darte cuenta de algo que es demasiado complicado: conseguir poner de acuerdo en la búsqueda del objetivo a cada persona distinta que eres cada día.

miércoles, 5 de junio de 2013

La Deuda

 
"El hombre ha nacido libre y por doquiera se encuentra sujeto con cadenas"
 
La esencia del ser humano le impide ser libre. Por mucho que se esfuerce, aquello de lo que más nos vanagloriamos, el cerebro o el amor, nos sujeta a algo. Somos dependientes desde que nacemos porque de por sí le debemos nuestra vida a dos personas y eso, nos guste o no, nos pone unas esposas al nacer. Esposas que, por naturaleza general, las consideramos pulseras de diamantes pues quién no ama a su padre o a su madre, en definitiva, a su propia sangre.
 
¿Qué seríamos sin esas pulseras? ¿Cómo nos desarrollaríamos si tuviésemos que hacernos nosotros a nosotros mismos? Sin influencias, sin educación, sin tomar las decisiones por lo que pueda pensar éste o aquel...
 
Somos una sociedad endeudada. Con todo. Tenemos un apego extremo por la familia que nos impide desarrollarnos a la velocidad correcta para convertirnos en nosotros mismo y no en una copia de lo que la sociedad requiere. Endeudadas con nuestro corazón que se ve obligado a amar a una u otra persona y que nos impide tomar decisiones con lo que llaman "sentido común".
 
Endeudados con unos vicios artificiales creados por personas que son conscientes de nuestra debilidad y la explotan en su beneficio pues qué es sino nuestra adicción a la telefonía, la mensajería instantánea, las redes sociales, la información, los programas del corazón y un largo etc.
 
La problemática reside cuando la deuda soportada nos vuelve esclavos. Entonces los diamantes se convierten en acero sin que nos demos cuenta y en ese momento, no hay vuelta atrás pues la llave de la libertad decidimos tragarla y olvidarnos de haberlo hecho.
 
Ellos conocen nuestra debilidad. Y se aprovechan. Es la historia más antigua de todos los tiempos y sin embargo seguimos cayendo en ella. La manzana que no debemos comer pero que nos hace esclavos. Crearán la necesidad como droga que transporta a lo que llaman felicidad. Porque ellos saben que el ser humano siempre caminará buscando la felicidad pues desde que nació necesita deber algo.
 
Sólo puedo dar un consejo: 
 
"Sólo aquel que no debe nada puede considerarse realmente una persona libre" 
 

viernes, 10 de mayo de 2013

La Última Pieza

¿Sigues ahí?

Ahora no te escondas. Te vi esta tarde, pasaste cerca mía para que te sintiese. Con tu mejor sonrisa y tu ropa de antaño, para que recordase qué paso, qué sucedió y qué pudo ser.

Muchos lo han intentado, lo sé. Por tu vida han pasado aquellos que han sido capaces de sacrificar todo para darte su mejor versión. Se lo agradeciste, pusiste la mejor de tus sonrisas, les distes el mejor de tu cariño, incluso, por un tiempo, supiste olvidarme.

Pero los días tienen 24 horas y muchos espacios que rellenar. Tú puedes ser capaz de llenar la gran mayoría de ellos, completar las 999 piezas del puzzle que dan forma a tu vida, mirar con orgullo todo lo que has sido capaz de construir, valorar cuánto vale cada una de esas piezas... pero te falta la pieza final.

Irracional. Eso es lo que te desespera. ¿Por qué? Cuando no hay explicación. Simplemente, a veces pasa. Puede que porque seamos seres a los que la atracción por seguir buscando les impide disfrutar de lo encontrado. O puede que fuera porque yo no te di lo que esperabas, no hice lo que creías que haría y traicione tu confianza. En definitiva, fui tu peor error.

Ese momento provocó que empezaras a no verme, a no escribirme, a no saber nada de mí. Pero también a respetarme. El problema es que la mente no descansa y los sueños, aquellos que no puedes controlar, hacen que me veas y disfrutes de aquello que no vivimos en la realidad.

Sigo aquí, hoy me viste y me sentiste, me miraste sin rencor, sin miedo, sin ira y hasta creo que te llegué a ver sonreír.

Sentí como la seguridad había crecido en ti y que ambos entendíamos lo mismo. Aceptaste que no llegarás a completar el puzzle y que, por mucho que busques, has asumido que la última pieza la tengo yo y quién sabe si algún día decidiré devolvértela.

Yo también te quiero.

lunes, 29 de abril de 2013

Sin Límites

No aprieto las teclas como eran apretadas hace años cuando La Constante empezó a convertirse en una especie de diario y de liberación. Quizás la escritura haya sido una de las causas que me han traído aquí. Porque ante la dificultad de soltar lágrimas dispongo de la facilidad de juntar letras que forman palabras, palabras que forman frases y frases que mandan un mensaje que, a veces, a algunos locos como yo les gusta lo suficiente como para gastar lo más valioso de sus vidas, su tiempo, en invertirlo en ver "qué habrá escrito Gerar...".

Nunca entendí bien por qué escribía y por qué lo mostraba pero a veces una fuerza incomprensible te lleva a hacer cosas desde lo más interno y, simplemente, se hacen. Puede que esa frase que cuelga de mi tablón de fotos (repleto de gente mítica) que dice "uno no elige las cosas en las que cree, ellas te eligen a ti" tenga algo que ver con esto.

Y sin embargo, aquí estamos, previo a tumbarme a una cama que me conoce bien, que sabe dónde están los miedos y deseos de Gerar, pero las circunstancias han cambiado. No sabía si sacarlo con una canción o simplemente poner una frase en facebook pero aquí me hallo con música de fondo y otra vez dándole a las teclas.

¿Qué hago hoy? Decirte que Gerar es muy bueno. Narcisista y con un ego como el tamaño de este planeta sí, pero Gerar es muy bueno. Pensaba que no, pero un día en lugar de escucharme a mí mismo distorsionando la realidad empecé a escuchar a los que tenía cerca y me sorprendí. Ellos confían en mí. Los que están cerquita, sí. Me escuchan, me hacen caso, son capaces de orientar su vida hacia lo que les digo y cuando uno se da cuenta de eso, es capaz de sentir poder.

Así que aquí esta mi mejor versión pulida, con lo mejor del pasado y lo mejor del presente. Con lecciones aprendidas pero sabiendo que cada momento es un nuevo momento, cada día un nuevo día y cada mañana que abro los ojos una nueva lección que aprender y al mismo tiempo el mejor lugar en el que aplicar todo lo que se sabe.

Ya no hay miedos, no hay rencores. Lo que pudo ser fue. Y ya está. No volverá. Ahora se disfruta de lo que se tiene y de lo se es. No se malgasta el tiempo atormentándose de lo que no se tiene o de lo que no se es. Ahora las cosas se hacen siempre, se pelea y no se rinde.

Si me lees, hoy no quiero enseñarte nada, ni inspirarte, hoy sólo quiero decirte que si estás aquí seguramente será porque eres un peldaño de la escalera que me ha llevado al cielo, una parte de la cuerda que sirve para trepar y no para ahorcar.

Hoy sino hay luna se disfrutara de las estrellas. Porque ahora se disfruta de las luces y no de las sombras. Porque ahora el miedo y los límites son sólo ilusiones. Porque hoy no tengo miedo a decir que no tengo miedo.

Porque ahora me miro y me respeto más que nunca. Porque ahora soy mi mejor amigo y, cuando eso ocurre, las posibilidades son infinitas.

lunes, 15 de abril de 2013

Esposas de papel

Click. Y las esposas se abrieron.

He pasado los últimos años de la vida pensando únicamente cómo había llegado hasta aquí. Repasando una y otra vez toda mi vida desde mi infancia, pasando por mi juventud y llegando a mi madurez. Qué me había perdido, quiénes había conocido, cómo había cometido tantos errores que daban la razón a esa frase que había leído y que hice mía: "si quieres saber quién fuiste mira quién eres, si quieres saber quién serás, mira lo que haces".

Alto. Ahora lo analizo bien y pienso que únicamente he usado la mitad de la frase. Sólo miré quién fui y cómo llegué hasta aquí. De hecho pasaba los días y las noches pensando qué podría haber sido, cómo me sentiría cuando alcanzara la gloria. Pero sólo eran pensamientos.

Tengo bien claro en lo que fallé y sí, ahora no estoy donde me gustaría estar. Y sí, por mucho que me cueste reconocerlo, conozco dónde me gustaría estar pero ya no puedo volver. Sin darme cuenta, destruí los peldaños que me llevaban a mi cima. Y no, aquí los hombres no pueden volar. Y no, por mucho que pida alas o piense en alas no me crecerán.

¿Entonces? Puedo agarrarme a las frases que muchas veces escuché, esas frases que crean esperanza: "todo ocurre por una razón", "a veces la vida no te dice olvídalo, sólo te dice espera". Pero la esperanza es etérea. La esperanza es como el aire, puede llegar a asfixiarte cuando no la tienes. Realmente las frases son débiles como el hielo o duras como la roca pero siempre depende de qué creas que estás pisando.

El caso es que me pongo a recordar cómo llegué aquí y no consigo encontrarle explicación. Similar a aquellos sueños en los que conoces el nudo pero no el inicio y mucho menos el desenlace. Sin embargo este sitio me suena, me es familiar.

Espera, llevo demasiado tiempo aquí. He estado demasiado tiempo parado. Demasiado tiempo analizando cómo llegué a esta situación y no dedicando ni un sólo segundo a pensar en cómo salir de aquí. Demasiado tiempo soñando con lo que pudo ser y nada, absolutamente nada, pensando qué quiero hacer. Y como la frase decía, al no hacer nada, no soy nada.

He pedido tantas veces que me rescates. Que me lleves años atrás donde las decisiones serían otras, donde no haría lo mismo, dónde no me rendiría y dónde no tendría temor. Pero he pensado tanto que no he actuado nada.

Pero todo cambia. Cuando empiezas a hacer. Cuando empiezas a creer. Cuando todo no importa y sólo importa ese día más, ese segundo más. Cuando cada día es un regalo y no una condena. Cuando las consecuencias ya no importan porque si no hay escalera, escalaré. Cuando por fin lo entiendo. Cuando sé qué es mi vida. Cuando sé POR QUÉ?

Y entonces me convierto en mi propio ilusionista, en ese momento en el que me libero a mí mismo y utilizo mi pasado no para saber dónde estuve sino para saber dónde quiero ir.

miércoles, 3 de abril de 2013

¿Quieres?

Quieres vivir el cuento de hadas pero no estás dispuesta a vivir encerrada en la más alta torre ni una sola noche.

Quieres tener a tu lado al príncipe azul pero jamás darías el beso a la rana porque no cumple con una primera impresión gratuita y dejaron de encandilarte los intangibles.

Quieres jugar la final de la Champions pero no estás dispuesto a entrenar en barro, vivir suplencias, vivir injusticias y lesiones.

Quieres escalar el Everest pero no estás dispuesto a pasar frío.

Quieres ser el mejor maratoniano pero no estás dispuesto a levantarte a las 7 de la mañana para correr.

Quieres ser madre pero no estás dispuesta a sacrificar el resto de tu vida para entregárselo a tu hija.

Quieres tener pareja pero no estás dispuesto a vivir los celos o cerrarte de por vida a hacer el amor con una persona.

Quieres ganar grammys pero no estás dispuesto a tocar en un club de mala muerte con borrachos como público.

Quieres ser justo y honesto pero no estás dispuesto a ser el único en este mundo.

Quieres grandes aventuras pero sólo si tienen un final feliz.

Estás dispuesto a marcharte fuera del país pero sólo con un contrato de trabajo bajo el brazo.

Quieres creer en Dios pero no estás dispuesto a entender por qué arrebata la vida de los que más quieres.

Entonces te paras a pensarlo y te das cuenta:

El deseo no vale una mierda, las acciones son los pasos que te llevan a tu próximo destino.

lunes, 1 de abril de 2013

Los Señores Grey


El pasado fin de semana estuve disfrutando de una tarde de ocio por la capital de España con muy buenos amigos. Debido a la dificultad para aparcar en el centro tuvimos que dejar el coche en un parking "público".  Al abandonar el mismo, la salida daba a una calle estrecha, de esas que definimos como escondidas. En esa calle pudimos encontrarnos a 3 ó 4 indigentes envueltos en cartones y mantas.

Debatía con mi amigo cómo se llega a esa situación. Y no hablábamos de cómo llegar a la indigencia, eso puede llegar a ser hasta entendible, sino al estado mental en el que no tienes ganas de luchar y buscar nada más. Ese momento donde asumes que tu vida ya no tiene salida y que pasarás el resto de ella deambulando de un lado para otro sin más destino que el suelo que pisas o que abrazas mientras duermes y siendo tus mejores amigos los cartones y la benevolencia de las personas. ¿Cómo abandonar la esperanza? ¿Como enterrar la motivación? La conclusión que sacamos era simple: habían asimilado su situación y habían perdidos las ganas de luchar.

Al día siguiente, en otra conversación, analizábamos a esos señores oscuros que dominan el mundo. Esas sombras que no conocemos pero de las cuales intuimos su existencia. Esos que parecen haberse quedado con el mejor truco del diablo: convencer al mundo de que no existen.

Esos señores oscuros nos conocen. Saben cuál es nuestra esencia, cómo pueden manejarnos, de qué estamos compuestos. Para ellos, al fin y al cabo, sólo somos la opinión pública y ésta es fácilmente manipulable.

Estamos asistiendo a una prueba en directo de la resistencia y la sumisión de la ciudadanía. Cada día nos ponen a prueba. Nos someten a imposiciones cada vez más restrictivas esperando ver cuándo el león morderá la mano del domador. El  problema es que esto no sucede. El león ya no tiene ganas de luchar. Se le han quitado la ganas.

En este país hemos visto como la ministra Cospedal se ha inventado una forma de despido y ha tenido la poca vergüenza de explicárnosla en directo. Nosotros lo vimos, reímos y seguimos comiendo.

En este país estamos asistiendo al circo del señor Bárcenas que presume de ser capaz de hacer lo que nadie hace: crear un patrimonio con dos o tres acciones en bolsa o con la compra de poderosas patentes de sillas... Nosotros lo vemos, reímos y seguimos comiendo.

Hemos asistido a cómo un empresario corrupto experto en blanquear dinero está en la calle por un procedimiento legal irregular. Mientras él lo ve, ríe y come, nosotros seguimos trabajando y partiéndonos la cara por ganar 300€ en una beca y 800€ en un contrato. Los mileuristas ya no existen.

Entonces, uno llega a la cama, se pone cómodo y se pregunta si está tan lejos de la sumisión del indigente que había visto días atrás. ¿La sociedad puede permitir todo esto? ¿Puede aguantar que le mientan, le roben y se rían de ella? ¿Y si realmente fuéramos sumisos? ¿Y si realmente fuéramos como ese león que a expensas de conseguir un filete está dispuesto a vivir entre rejas, saltar por un aro y aguantar los latigazos de su domador?

Ah bueno, tenemos internet. El mayor método de control de la sociedad. Las redes sociales tienen poder, dicen. Yo las veo como meras hojas de reclamaciones que los usuarios rellenan y rellenan y que, si hay un prodigio universal, a veces se le busca solución.

Lo dije en su momento y lo repito: Cuando los teclados sustituyeron a los gritos, el poder sólo tuvo que vendarse los ojos para dejar de escuchar al pueblo.

Gracias por la lectura. Ahora ve a comer.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Poder de Padre

No soy la persona más sencilla de conocer. 

Puedes pensar que me conoces, que más o menos tienes la intuición de hacia donde van mis preocupaciones pero, ya te lo digo yo, no me conoces. 

Porque mi composición no es sólida como roca, es fluida como el agua y como decía el gran Bruce Lee: fluye y se adapta. Las sensaciones pesan demasiado, tanto que a menudo sólo quiero que se vayan y me abandonen sin razón aparente. Simplemente, quiero que me dejen en paz, no las soporto. Ni siquiera la felicidad completa.

No es fácil ser así. Lo sé. Pero peor es aún tener que aguantarme. Lo sé mejor. Aguantarme unas horas puede ser tarea sencilla. Aguantarme toda una vida puede ser incomprensible, sofocante y frustrante. 

Sin embargo, tú lo has hecho, durante casi 29 años ya y siempre dando todo sin pedir nada.

Sé lo que represento. Sé que mi nombre te recuerda a quien una vez tuviste muy cerca y ya no tienes. No sé si llego a su altura, si merezco el nombre. Me hubiese encantado conocerle porque siendo quien era, sólo podía ser una bellísima persona.

Me hace gracia que hablen de sacrificio, esfuerzo o éxito y lo asocien siempre a dinero, conocimiento o poder.

Poder es dormir con 7 años solo cuidando un rebaño de ovejas.

Poder es no tener estudios, venir a la capital desde una aldea y ganarse la vida.

Poder es sobreponerse a la muerte de un hermano.

Poder es sacar una familia entera sólo con esfuerzo y cojones.

Poder es dar todo a tus hijos sacrificando tu propia vida sin pedir nada a cambio.

Sé que no soy la persona más cariñosa del mundo con la gente que más me quiero. Que puedo llegar a ser insoportable. Muy insoportable.

Pero sé quién eres, qué has hecho y de dónde vengo.

No tengo que buscar en revistas, libros o en la calle. Mis heróes duermen bajo mi mismo techo y es un honor convivir cada día con ellos. 

Quizás por eso, por el incontrolable amor que os tengo, no sepa expresarlo en muchas ocasiones.

Que al menos sirvan estas letras.

TE QUIERO PADRE.

domingo, 17 de marzo de 2013

La Noche Esconde

[...]

- ¿No te has parado a pensarlo? Tiene que pasar todo el día, haber hecho mil cosas rutinarias, haber dejado de experimentar otras mil posibles para llegar a este punto donde ni el tiempo ni las obligaciones presionan. Creo que lo llaman tiempo libre.

- Cierto. Además si te fijas cada vez tenemos menos tiempo libre. Menos tiempo de este que te paras... disfrutando de la brisa, del sonido de la noche o de una bocanada de aire fresco.

- O de una buena conversación. Las mejores conversaciones son de noche. Incluso me atrevería a decir que antes de dormir si es que no estas haciendo otras cosas que también están muy bien, jeje.

- Jejeje, que va. Justo después de hacer esas otras cosas no se dicen muchas cosas coherentes, o quizás sí. Lo cual demostraría que eso que llamamos coherencia y que aplicamos en el día a día, 20 de las 24 horas que estamos lúcidos, es la mentira. Eso reforzaría mi pensamiento continuo de que vivimos una mentira.

- ¿Mentira creada por nosotros o por la sociedad?

- Mentira al fin y al cabo. Los que mandan te conocen y saben que es mejor tener a una persona entretenida que dejándola pensar. Si la dejas pensar, reflexiona. Si reflexiona, es crítica. Si es crítica, no dará nada por bueno. Si no da nada por bueno, estudiará alternativas. Si busca alternativas, altera el status quo. Y eso es peligroso y más si no hablamos de una persona sino de seis mil millones de personas buscando alternativas. Así que... preocúpate porque estén entretenidos.

- Jodidos métodos de control. No somos nadie. Yo creo que nos dicen que durmamos 8 horas al menos para evitar que durmamos 6 y pensemos 2. Joder, yo he dormido menos de 8 horas y no me ha pasado nada al día siguiente. Y cuando estás de copas con los amigos ¿qué? Ahí puedes estar 20-24 horas sin dormir si has madrugado y no has dormido entre medias.

- Lo que pasa que ahí eres feliz. Dime, ¿dormirías si pudieras estar besando o abrazando a la persona que quieres? ¿dormirías si estuvieras inspirado haciendo lo que te gusta? Escribiendo, componiendo, bailando, entrenando... Si hay un por qué hay un cómo y si hay un cómo hay energía y motivación.

- Una meta.

- Más bien la esperanza de alcanzar una meta. Llegar o no, al fin y al cabo, no llega a ser tan importante. En la sociedad del miedo en la que vivimos la esperanza es el único remedio para combatir al miedo. Es más poderosa que él. La esperanza es el por qué. Si supiéramos que haciendo algo tendríamos éxito, aún pasándolo mal, no tendríamos miedo a sufrir y padecerlo. Estaríamos dispuestos. Pero para eso hay que tener fe y la fe no es más que esperanza. Tenemos miedo a sacrificar algo sin recompensa pero no conozco tesoro grande sin sacrificio grande.

- Nadie está dispuesto a arriesgar. Y lo que es peor, a continuar arriesgando.

- Exacto, no veo condena mayor que saber que la esperanza existe pero no tengamos fuerza a experimentarla.

- Jodido miedo.

- Jodida esperanza.

[...]

jueves, 7 de marzo de 2013

No molesten

¿Dónde estas? Quédate 5 minutos más porque ahora sí estamos viviendo de verdad.

Acércate con tus cicatrices, con tus miedos, con tus peores pesadillas. Son tus vestidos pero te desnudaré de ellos. Me acercaré para encontrar la esencia de tu vida. Te daré esos minutos que te llevarás cuando te vayas, esos buenos momentos por lo que vale la pena vivir.

No necesito ser más un modelo. Mantenerme de acorde a los principios no impacta y si no impacta no recuerda y si no recuerdas no sobrevives. No sé quién eres, no sabes quién soy pero sí sabemos que ahora este es nuestro pedazo de tiempo, que el mundo gira y gira, las personas mueren, los niños vienen al mundo, las olas vienen y van, los segundos se escapan pero ahora estamos robando al tiempo. Somos prófugos buscados por disfrutar mientras el mundo sólo "pasa el tiempo"

No importan los relojes, no importa el clima, no importa el pasado, sólo importa el ahora. Mezclados y compartiendo nuestra esencia, siempre fue mejor sumar 1 + 1 que seguir contando hasta infinito. Para qué buscar más, por qué encontrar el sentido a los momentos. 

Simplemente a veces pasa y no hay más caos que entender las probabilidades infinitas de que entre 6.000 millones estemos en el mismo sitio, a la misma hora compartiendo el tiempo. 

El tiempo pasa pero no es importante. El pasado está presente pero no quiero mirar hacia atrás. El futuro agobia pero lo estamos escribiendo.

Mañana, pasado, al otro... conseguiremos detener el tiempo recordando aquella fecha en la que el tiempo no importaba, aquella donde el por qué, el cómo, el cuándo, el dónde no importaba. Aquello donde fuimos libres y les dijimos a la muerte, a la vida y al tiempo: "Por favor, no molesten".

lunes, 25 de febrero de 2013

Deja Vu

Leí hace poco que la sensación de deja vu te indica que estás en el lugar correcto en el momento adecuado.

La mente es el instrumento más peligroso que existe. Puede darte todo o quitártelo sin explicación real ninguna. Altera la percepción de la vida y por lo tanto de nuestros sentimientos. Si bien puede ser engañada, por ejemplo escuchando canciones alegres en momentos tristes, más tarde o temprano, si estamos tristes, nuestra mente creará las condiciones perfectas para someterte a lo que uno realmente se crea.

Suele suceder que cuando uno está perdido busca carteles que indiquen las direcciones para saber a dónde dirigirse. Es por ello que hechos como levantarse con el pie izquierdo, tener que abrir un brick de leche, amanecer con un día sombrío o lluvioso son sometidos a una carga de significado creada por nuestro estado de ánimo. Damos objetividad a través de nuestra subjetividad y eso es peligroso.

Cuando uno está preocupado, deprimido o simplemente perdido espera encontrar una señal que le motive a seguir el camino correcto. De lo que no somos conscientes es que ciertas experiencias que nosotros tomamos como señales sólo son una parte más de la teoría del caos y que, como no podría suceder de otra manera, no nos conducen a ningún sitio. Y de ese modo seguimos perdidos.

¿Cómo cambiar la percepción? ¿Cómo encontrar el camino cuando uno está perdido?

La desconexión del enchufe de la mente muchos la llevamos a cabo por muy distintos métodos: borracheras con los amigos, viajar, conectar con la naturaleza, deporte, escuchar música, largos paseos, una tarde de mirada perdida del mar, una conversación con tu mejor amigo, la escritura...

Sólo puedo decir que estos métodos, en su gran mayoría, tienen una labor más de contención que de eliminación y, si algo nos enseñó 300, es que la contención por muy poderosa que sea no puede aguantar toda una vida.

Por ello, la mente, ególatra hasta decir basta, se piensa invencible.

Por ello, cada beso tuyo se valora más.

viernes, 25 de enero de 2013

Cuando las piezas encajan.

Un día me levanté y simplemente decidí ser feliz.

Comprendí que mi realidad no es buena ni mala: es. Levantarme con el pie izquierdo puede significar considerar que el gafe me perseguirá a lo largo del día o simplemente el primer paso que me dirija a la cocina para preparar el desayuno.

Encender el móvil y no encontrar mensajes tuyos dejo de significar algo. Sé que piensas en mí antes de ir a dormir o en esos momentos de soledad donde uno se acerca tan peligrosamente a uno mismo que decide esconderse en la selva de la realidad. Tus en línea, últimas conexiones ya no eran interpretadas. Soy más importante que un estado de móvil. Una persona tiene que valer más que un simple "Hola", "Besos" o "jijiji".

Decidí que de un tiempo a estar parte aprovecharía todos y cada uno de los segundos de mi vida. Ninguno se me escaparía sin el inolvidable sabor de la satisfacción y del disfrute. Incluso aquellos en los que permanezca impasible, inactivo o ausente. Esos quizás sean los mejores, pues durante esos segundos estaré pensando en ti...

Las metas dejaron de interesarme. Lo importante de mi vida son los pasos, no el camino. Camino disfrutando de cada pisada con la fe de hacer lo correcto, de aprovechar cada mirada, pensamiento o palabra que por mí pasa. Pero no dejo de pensar, no dejo de atraer. Pensar puede llegar a ser como los primeros trazos de una pintura: unos te llevan a los otros hasta que de manera involuntaria tienes delante aquello que visualizaste.

Somos impacientes por naturaleza y no nos damos cuenta que donde nosotros interpretamos "se acabó" la vida sólo nos indica "espera". Como esa pieza que no encaja. A veces hay que esperar que la gota perfore la piedra para encontrar aquella que encaja. No esperar a nuestra gran obra significa tener que disfrutar la de otro y créeme: nadie es el actor principal en el guión escrito por otra persona.

Puedo ver como me miras intrigada. Las apariencias engañan. No puedes atravesar los muros y ver más allá de ellos. No entro dentro de lo convencional. No soy un "y ahora pasará esto..." Cuando debería resguardarme de la tormenta salgo a disfrutar debajo de ella. Cuando me das una bofetada yo te respondo con un beso. Cuando debería alardear de mis logros sólo quiero esconderme y disfrutar de mi soledad y la frescura de una bocanada de aire. Mis retos no son convencionales. No busco el éxito donde los demás lo buscan pues encuentro la felicidad en las pequeñas cosas que ellos dejaron de entender.

Soy de esas personas que dan importancia a una lágrima. Una lágrima es un sentimiento que toma forma. Es por ello que puedes tocar mi alegría, tristeza, pena o amor cuando las provoques.

No hay mayor atracción que el misterio. Por eso no paras de preguntar cuál es mi secreto. Qué guardo dentro de mí. Por qué dentro de mi inseguridad y distancia con el mundo normal me siento tan seguro.

Hoy sólo te daré una pista: mi mayor secreto es conocer las palabras que hechizan tu corazón.