domingo, 23 de febrero de 2014

Adiós

No salir un sábado te permite disfrutar la mañana de un domingo y lo bueno de vivir en España es que esa mañana dominguera puede coincidir con la primera salida del sol en mucho tiempo para poder disfrutar de un agradable paseo.

Además, lo bueno de vivir en Alcalá de Henares es que te permite darte una vuelta como si fueras un turista y visitar la cantidad de historia que guarda la Ciudad para darte cuenta, una vez más, de su grandeza. Por ejemplo, hoy me he enterado que fue en el Palacio Arzobispal donde se reunió por primera vez Cristóbal Colón con Isabel por lo que América también nos debe un poquito a los alcalaínos. ¡Genial!

También te vale para ir colocando un poco tus pensamientos en la cabeza mientras paseas. Vas cruzándote con historias distintas, desde el niño que corretea por el parque que tú correteabas cuando eras un niño al anciano que sentado en la Plaza Cervantes solo mira y observa. Nada más.

Y te das cuenta que, como la frase dice, en una vida hay muchas vidas. Y que dentro del mismo cuerpo has sido un bebe, un niño, un adolescente, un joven y ahora un adulto. Mientras tanto, fuiste un estudiante, un futbolista, un reponedor, un amigo de un amigo, un chico especial para una chica o un trabajador de aquí o de allí.

A veces no se trata de ser el protagonista de la película y uno no sabe si hacer o dejar de hacer. Lo que sí empieza a darse cuenta uno es que quizás no es tan importante qué papel juegues en una u otra situación sino que lo realmente relevante es si tú has decidido ser ese papel. Para ello debes darte cuenta si realmente nadas hacia un objetivo o te lleva la corriente. Y, bajo mi punta de vista, es complicado.

Sin embargo existen mañanas de domingo que te ayudan a pensar, tardes de domingo que te ayudan a comprender y noches de domingo que te ayudan a decidir.

La conclusión es que una vida termina justo cuando la paciencia termina. Cuando marcas un hasta aquí. Cuando trazas una frontera a esa vida. Es entonces cuando, llegado a la frontera, cargas tu pasaporte, cargas las maletas y decides transformar tus pensamientos en recuerdos.

Quizás el dicho "la paciencia todo lo alcanza" va más allá de saber sufrir. Quizás sólo consiste en transformar heridas en cicatrices. Quizás sólo sea saber decir una de las palabras más dolorosas del mundo:

Adiós.

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