lunes, 10 de agosto de 2009

D.E.P Dani Jarque



Se nos ha ido. Una llamada de teléfono y en mitad de la conversación te dicen: "Te has enterado?", esa frase de por sí ya te indica que no es nada bueno. Continúa la conversación: "Jarque, el del Espanyol, ha muerto de un infarto".

Y te quedas helado. Vale, no es familiar tuyo, ni siquiera tienes contacto con esa persona, pero sí sabes quién es, además pertenece a tu gremio, el de los futbolistas. Es un chaval como tú, probablemente con unas cualidades generales mayores que las tuyas que le han llevado a jugar en Primera División, pero al fin y al cabo es como tú, un jugador de fútbol.

Ayer en una retrasmisión dijeron unas palabras que me parecieron muy acertadas. Los deportistas de élite parecen superhombres, superiores, alejados de las enfermedades, de los infortunios. Estamos acostumbrados a verles pulverizar records, correr más deprisa que nadie, saltar más alto, encestar, chocar, golpear, nadar... pero pasan estas cosas y te das cuenta que no es así. Son personas, como tu y como yo, expuestas a los mismos infortunios de la vida, incluida la muerte.

Hoy se han destapado curiosidades de la vida de Jarque, coincidencias que nos tiene el destino preparadas. Entre ellas, fue él el que inaguró como capitán un estadio que probablemente llevará su nombre y fue él la primera persona que en un partido de Liga colocó un ramo de flores en el lugar en el que se desvaneció el malogrado Antonio Puerta.

Definitivamente, cuando pasan estas cosas te das cuenta de algo muy importante, no estamos preparados para la muerte.

La muerte es algo común en el ser humano, es más creo que es de lo único que uno está seguro cuando nace, va a morir. Ahora mismo, mientras estes leyendo esto, asúmelo, algún día va a llegar tu hora y morirás, dejaras de existir en este mundo y pasarás a formar parte del recuerdo de los demás.

Es por ello que existen personas que viven eternamente. Se muere dos veces, una fisicamente y otra en el olvido, por eso preocupate que tu vida consista en dejar huellas en los demás.

Porque cuando llegue tu hora te marcharás, para no volver. Es lo único que sabemos seguro de la muerte, no sabemos si es mala o buena, no sabemos que nos sucede, sólo que no regresamos.

Señor Daniel Jarque, tu familia puede estar orgullosa de tí. Nunca moriras eternamente, ya has dejado huella en toda la familia del Espanyol, aficionados del fútbol y del deporte.

Allí donde estés, gracias por todo y descansa en paz.

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