viernes, 18 de marzo de 2011

La Condena de la Costumbre

Costumbre

1. Manera de actuar que se repite con frecuencia o regularidad.
2. Práctica usual que ha adquirido categoría de precepto.
3. Costumbres ; conjunto de elementos que caracterizan la conducta de una persona o grupo social según los usos impuestos por las generaciones anteriores.

El hábito hace al hombre. Bueno, realmente no es así, pero básicamente el fin del dicho es el mismo.

Somos lo que hacemos. Uno es un cobarde porque está acostumbrado a huir, uno es un luchador porque está acostumbrado a pelear frente a las adversidades, uno es sano porque se cuida y otro es un borracho porque básicamente suele beber.

Limitaciones o capacidades de la costumbre. Cuando uno se acostumbra a algo, pasan dos situaciones. La primera, por lo general siempre se tienen ganas de hacer ese algo que hacemos pero en una mayor cantidad, más veces, más intensas. Echese un vistazo a todos aquellos estudiantes mediocres que cambian el chip, comienzan a aprobar y no dejan de hacerlo hasta que no terminan la carrera y en sus últimos exámenes buscando nota. La segunda, puede ser una condena o una bendición. Nos cuesta desprendernos de ellas. Imaginemos el caso de un alcohólico, un drogadicto, (sí, son drogas y crean adicción), pero que me dices de un violador, un asesino, etc. Puede parecer una barbaridad lo que digo ¿no? Lo asumo. Al final del texto puedes comentar.

Otra perspectiva de la costumbre es el Derecho. Si, muchas de las normas que rigen nuestra convivencía se basan, unos en mayor y otras en menor medida, en la costumbre. Veáse que gracias al ser supremo de cada uno, no nos dió en su día por tomar como costumbre cagar en la calle (que todavía alguno hoy lo hace...), sino la estampa de mierda en la calle sería algo normal. Entiéndase la exageración.

Como no, también quiero hacer referencia a la frase de que mejor define la costumbre: "Es normal".
Vamos, que lo normal es que en Thailandia coman insectos, que las tribus africanas cazen con lanzas, que los japoneses no puedan llorar a sus muertos porque su cultura no se lo permite o que ciertos individuos que habitan la Península Ibérica, independientemente de la época del año en la que están, decidan dormirse después de comer. "Aquí, es normal."

La costumbre define la cultura.

Como es normal el "pitipost": postpolvo, postpartido, postcomida... o el "5 minutos más", un clásico preirse a dormir, prelevantarse, vamos, prellevar a cabo cualquier cosa.

Problemas. Principalmente dos. El primero: exáctamente no sabemos donde se traza la línea donde la actividad se convierte en costumbre, sólo pasa, se adopta. El segundo: es muy difícil y en algunos casos prácticamente imposible desprendernos de ella.

Piénsalo bien, pues aunque creas que eres libre en el día de mañana, seguramente eres capaz de adivinar que parte del mismo ya está definido por tus costumbres diarias. ¿Y en el resto? Simplemente nos dejamos llevar. No nos vamos a parar a pensar como quitarnos las malas costumbres, simplemente porque no estamos acostumbrados y porque no estamos acostumbrados a ser persistentes.

Piensalo bien, porque ya estás acostumbrado a ver o a saber que la gente se muere de hambre en África, a que es posible que un tsunami se lleve pueblos enteros o que un dictador aniquile a su propia población.

Reza porque no te acostumbres a matar, a no amar, a olvidar lo que quieres y a no cuidar lo que tienes.

Reza y ten suerte, pues no hay mayor condena, que la condena de la costumbre.

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