miércoles, 2 de noviembre de 2011

La Novia Indecisa

A 17 días de las elecciones el PSOE se enfrenta a un grave problema: reconquistar un amor pasado.

Todos damos por hecho que los fanáticos del PP votarán al PP y que los fanáticos del PSOE votarán al PSOE, la victoria se encuentra en esa mayoría indecisa formada por dos grandes bandos: aquellos que sienten que su voto es inútil y aquellos que sienten que su novio no era lo que esperaban.

La pregunta principal que debe hacerse un partido es clara: ¿Por qué deberían votarme? El PP lo tiene muy claro. Le votarán sus más fieles seguidores y arrastrará consigo a la masa indecisa y a la novia decepcionada con su novio, que a partir de ahora recibirá el nombre de la mayoría.

Existe una tercera vía de votos, los decepcionados. La mayoría de los movimientos urbanos que sienten que su voto no es importante porque las decisiones de los que eligen no dependen de ellos mismo sino de otras esferas o que aquellos a los que eligen se transforman al lado oscuro. Por ello, o no votarán, o votarán a partidos minoritarios con la escasa esperanza de que toda esta parafernalia política sirva de algo.

Pero volvamos a la novia indecisa, la mayoría, para mí, la que puede decantar la balanza de uno u otro lado. Esta mayoría hace 4 años votó a un novio al que veía diferente, al que veía que había salido desde abajo, superando adversidades, enfrentándose al régimen establecido de forma victoriosa (Bono, Aznar...) aquel que prometía una utilidad de un voto. Daba poder a su novia, le prometía que si le ayudaba a ganar cumpliría con sus deseos, como por ejemplo retirar las tropas de Irak, le ayudaba a sentirse importante, a respetar sus valores.

4 años después y especialmente estos 2 últimos, la novia no reconoce a su pareja. Ha renunciado a sus creencias y siente que ya no es aquel valeroso caballero que era fiel a sus valores, sino que es una marioneta manejada por las circunstancias, ya no escucha sus consejos, ya no la hace sentirse especial.

Ahora la pide ayuda de nuevo pero aunque físicamente ha cambiado, sigue vistiendo igual, caminando igual, andando igual. Dice palabras bonitas pero ya nadie le cree. Siente rabia hacia sus buenas palabras. Por ello ha decidido irse con su nuevo novio, aunque sólo sea por el mero hecho de hacerle ver que se ha equivocado. A su nuevo novio no le conoce mucho, sólo de vista. Ni siquiera sabe lo que dice, no se ha leído sus propuestas pero vuelve a hacerla sentir importante, aunque sólo sea para demostrarle a su ex- que con ella se equivocó, que nunca debió engañarla, que nunca debió fallarla.

Ahora el PSOE se ha quedado descompuesto y sin novia y sólo tiene 17 días para impedir el matrimonio. Para ello tiene las 2 opciones clásicas en estos casos. Como ha hecho mucho daño, no cree que pidiéndole perdón y mandándole rosas funcione, aunque intentará repetir aquellos méritos que consiguieron camelarle. La otra opción paralela es desacreditar al nuevo pretendiente, mostrándole lo peor de él, hacerle ver que "más vale lo malo conocido que lo nuevo por conocer".

17 días para la reconquista. Parece una misión imposible, pero donde hubo fuego siempre existen cenizas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario