martes, 22 de noviembre de 2011

No seas distinto.

La influencia de los libros que leemos o de las personas que escuchamos y el seguimiento máximo a la verdad que en ellos se presenta en ocasiones nos hace perder nuestro juicio de valor, que por otra parte es, bajo mi punto de vista, uno de los aspectos más intrínsecos de nuestra naturaleza.

Hoy quiero hacer referencia a un concepto que abunda en nuestra vida cotidiana. La diferenciación.

¿Quién no ha escuchado nunca la frase "debes ser diferente para tener éxito"? El problema es que, como muchas cosas en esta vida, lo hemos llevado al extremo, y en muchas ocasiones se ha confundido la diferenciación con la soledad y el independentismo.

Porque no hay más verdad que esta: el hecho de que todos busquen la diferencia sólo les hace ser iguales.

No se trata de ser distinto al resto y por ello dejar de tener relaciones con los demás o no buscar sinergias con los demás, todo lo contrario. La diferenciación, desde mi punta de vista, debe ser una especialización y un desarrollo de nuestras virtudes. Sacar lo mejor de nosotros y hacerlo magnífico.

¿Por qué esto no sucede? Porque como leí en un libro, lo bueno es el mayor enemigo de lo magnífico. Es decir, cuando uno se acomoda a lo bueno, ráramente busca mejorar pues ya se encuentra a gusto con su situación. Craso error.

Las asociaciones de dos diferentes, desde mi perspectiva, tiene un resultado claro: éxito. Basta con hacer un análisis de dos fenómenos musicales que todos conocemos: Pitbull y David Guetta. Que son buenos en lo que hacen nadie lo pone en duda. En el caso de Pitbull por mucho que digan se lo lleva muerto, nadie tiene su flow.

Han sido inteligentes. Han desarrollado su potencial y han incrementado el mismo con la colaboración de otros artistas. David Guetta es muy bueno, pero con Florida, Akon, Snoop Dog, Nicki Minaj, etc. es mucho mejor. Lo mismo sucede en el caso de Pitbull. Solos son buenos, con colaboración, magníficos.

En la economía nos hemos olvidado de todo esto. Ahora sólo interesa mostrar al mundo que somos distintos, que nuestro país es fiable y que nuestras capacidades son las mejores. Y eso sólo lleva a un mayor independentismo cuyo resultado marginal es inferior al que podría obtenerse de forma colectiva.

Los países de la UE llevan la misma camiseta, pero no juegan a lo mismo.

Hasta en eso Pitbull podría dar una lección a todos.

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